Me levanté una mañana con la cabeza abotargada...la noche entera fumando opio en mi apartamento me pasaba factura...
Sonó el teléfono y barajé seriamente tirarme por la ventana de mi decimoquinto piso de los Flats de Cleveland y emular a los brokers del 29, sin duda sin el lastre de estos ángeles caidos pronto la bolsa volveria a subir...
El sheriff me llamaba con su voz ronca para decirme q necesitaba mi colaboracion...tiene gracia, yo Robert MacTrousers un anticuario de renombre, ayudaba al sheriff a hacer el trabajo q la corrupta policia de la ciudad no hacia...todo por un puñado de dolares y por sentir algo de adrenalina corriendo por mis venas....
La oficina del sheriff apestaba a humo rancio de puro barato, un cenicero con pie metálico daba la bienvenida a todo aquel q entraba en aquel cuartucho q nunca veia el sol...alli nos encontrabamos los cuatro, James, un mediocre profesor de universidad que se escondía detras de sus gafas, descamisado y oliendo a alcohol, se afanaba en beber agua del dispensador de la oficina; Jar un hombre alto y desgarbado, rapado casi al cero, ex-marine, habia sido expulsado por apalear a unos homosexuales; Lucia, una enfermera de lengua afilada, cruzaba las piernas mientras encendía un pitillo... y yo mismo q sentado a su vera intentaba aclarme la cabeza y entender lo q nos decía el insigne policía:
-este maldito sombrero...-decía mientras miraba la arrugada portada de un periódico.
-estoy hasta los cojones de ver este maldito sombrero de fieltro en la portada de todos los períodicos...- sin duda se refería al sombrero de Eliot Ness, él y sus chicos salían casi todas las semanas en alguna portada arrestando contrabandistas y mafiosos.
-hay q acabar con él...con él y con la función colegial q hace con sus amigitos todos los días en la prensa...- el sonido de sus muelas masticando el puro apagado me resultaba cómico....
El sheriff era un hombre recto, recto como la soga de un ahorcado mientras sujeta un cadáver, pero se volvía sinuoso si se trataba de buscar huesped para su nudo...conservador como el q más, bien podía haber nacido el 4 de julio, y haber redactado con su sangre la constitución americana...sin duda el mandato demócrata en el que nos encontrabamos le acarrearía una segunda úlcera...
-...hay algo con lo q los hombres de Ness no se manchan las manos-dijo mientras dejaba un dosier amarillento encima de la mesa. Lo abrió y desplegó unas fotos rancias donde se distinguian algunas piezas de casquería humana.
-creemos q esto lo ha hecho un solo hombre, un maldito psicopata canibal q colecciona miembros como el q colecciona sellos, un goteo de víctimas que dsd hace más de 10 años viene salpicando a toda la ciudad...algo q los hombres de Ness han olvidado pero q yo pienso sacar a la luz para hundir su carrera..-dijo con ojos febriles...
-y vosotros me vais a ayudar, necesito gente limpia y discreta, alguien q haga este trabajo en la sombra...-
-discreción es mi segundo apellido-dije intentando quitar tensión a la situación, no era la primera vez q tratabamos asuntos con el sheriff, pero si era la primera vez en la q habia tanta carne de por medio...
El sheriff lebantó la ceja y dijo: -leer el dossier y sacar vuestras propias conclusiones, el sueldo y condiciones son las pactadas, marchaos y volver cuando tengais algo importante q contarme- y nos despidió dándonos la espalda mirando a la petrificada bandera americana q lucia detrás de su pupitre.
Ya en mi coche y después de leer el legajo llegamos a la conclusión de que había varios sospechosos, pero no habían podido empapelar a ninguno por falta de pruebas...uno de los nombres q mas ser repetía era el de Frank McArthi, un hombre caucásico, sin rasgos distintivos, sin oficio, y q siempre guardaba cierta relación con las víctimas...un lienzo en blanco q teníamos q ir pintando...asi q cojimos su foto y decidimos hacerle una visita a la dirección q teníamos en los papeles del sheriff.
El amigo Frank vivía en el distrito 13, el "bullicioso 13" lo llamaban, negros, mexicanos, italianos y en general la mayoría de despojos q habían llegado a la ciudad se apilaban en este barrio...la mafia campaba a sus anchas y la policía solo pasaba para comprar rosquillas y cobrar la paga.
Llegamos a la dirección, una seríe de edificios grises de tres alturas caracterizaba a la calle, después de comprobar q no había nadie en el apartamento de Frank decidimos forzar la cerradura, el profesor se quedó haciendo guardia, mientras Jar estampaba cariñosamente su bota militar en la puerta...las palomas de todos los tejados de la calle salieron volando ante tal muestra de sutileza.
Dentro del apartamento encontramos lo propio, una cama deshecha, una bañera de agua turbia con botellas de licor flotantes y un retrete atascado, nada fuera de lo normal...pero tenía q haber algo...mi instinto me llevó a la ventana, allí una corriente de aire me puso en aviso de un ladrillo q aparentemente estaba suelto, lo saqué con cuidado y encontré un misterioso sobre de cartón sin letras, lo abrí y encontré una pequeña bolsa con un polvo blanco dentro, y varias fotografías.
Frank nos dijo un nombre "Willie el manco", debía ser un bajabundo q frecuentaba el bar "lexters" en el Kinsbury Road, justo antes de q sonaran las primeras bocinas de la polícia; sin tiempo para salir de aquella ratonera, no hubo más remedio q aflojar la cartera para sobornar al par de maderos q aparecieron por la puerta... nos despedimos formalmente de nuestro nuevo y contusionado amigo, y bajamos con los policias q se aseguraron de q nos marchabamos de la zona.
Decidimos capear el temporal retirándonos cada uno a nuestra casa. Ibamos en mi coche Jar y yo camino a su casa (le dejaban dormir de estrangis en el cuartel q había al sur de la ciudad), cuando vimos en el escaparate de un tatuador el mismo dibujo q llebaba el hombre de las fotos, hundí mi pie en el freno y nos encaminamos al antro.
El local del tatuador estaba vacio, unas moscas despegaban rítmicamente sus patas de un manchurrón de sangre q el parqué hacía dias habia absorbido...un hombre cruzó una puerta detrás del mostrador, era un menudo mexicanito de tez tan amarillenta como la conjuntiva de sus ojos...botella de tequila en mano nos preguntó con profundo acento que qeríamos.
-solo qeremos hacerte unas preguntas-se adelantó Jar antes de q pudiera responder yo algo más imaginativo...
Jar era un hombre peculiar, como él mismo decía no era racista, pero si por él fuera hubiera tapiado, alambrado y minado todas las fronteras de su pais para q se amontonase la basura fuera de sus muros, para luego quemarla...yo opinaba l0 mismo.
El mexicanito debío sentir la ola de cariño q emanaba del ex-marine y dió un grito de alarma, al momento un par de compadres bastante nutridos aparecieron por la puerta, sin tiempo para discutir sobre la política de inmigración, empezamos una pelea, yo me decanté por el tatuador, sabedor de que los nudillos de Jar estaban hambrientos de justicia americana.
La pelea duró poco, el marine solo golpeaba un poco mejor de lo q encajaba...pero como encajaba!
Ya con los matones besando el suelo, decidimos sacar algo de información al tatuador, nos dijo q no sabía el nombre de aquel hombre, sólo su apodo "el doctor de bagabundos", y q el tatuaje de las fotos era una especie de totem canino azteca...según me lo decía caí en la cuenta de que los tres mejicanos lucían el su antebrazo el mismo tatuaje, una cadavera azulada. A la pregunta de qué significaba aquello el hombre nos comentó que era el distintivo de su grupo "los cazadores de cabezas".
Ni corto ni perezoso Jar le pidió al hombre q le hiciese el tatuaje de la calavera en el antebrazo, y yo, ya puestos, q me hiciese el supuesto totem del doctor. Nos llevó casi toda la noche, pero por la mañana ya lucíamos sendos dibujos. Otra cosa es que hubiera sido una buena idea.
Sin dormir fuimos los 4 a la oficina del sheriff, sentados esperabamos a que el sheriff acabase una acalorada discusión telefónica en que los insultos alcanzaban todas las tonalidades y varias lineas de consanguineidad.
-Jodidos mascachapas!-dijo mientras colgaba el teléfono con fuerza como para clavarlo en la mesa.
Dijo alguna frase más pero la verdad no entendí nada ocupado como estaba en esquivar la lluvia de salivazos a la q nos estaba sometiendo; al parecer alguno de sus chicos se la había liado gorda...sacó una botella de whisky de un cajón de su mesa y le metió un buen trago, después algo más sereno, nos atendió.
-allanamiento de morada, destrozos, secuestro, lesiones, retención ilegal, amenazas, sobornos...me dejo algo?-dijo con voz bastante tranquila. A punto estuve de decir algo pero me gustaba mi cara tal y como era.
-tenemos un nombre y unas fotos-dijo James dejando el sobre de cartón sobre la mesa...parece q con el hueso el mastín del sheriff se tranquilizaba.
-bien, bien...-masculló mientras miraba las instantáneas.
-quizás haya valido la pena...estudiaré las fotos-dijo metiendo el sobre en su americana.
-vosotros salid de aqui, bastante torcida está mi carrera para que me fotografíen junto a delincuentes, volved cuanto tengais algo más- y esta vez nos acompañó hasta la puerta.
Ya en la calle decidimos q iniciada nuestra nueva carrera policial debiamos portar armas, así q empleamos el día en visitar a el amigo de un hermano de Jar, un renombrado hombre de armas, el amigo, no el hermano, q era un violador, y por tanto de otro gremio.
Dimitri el armero, nos facilitó una escopeta, un par de colts, y 4 cartuchos de dinamita q Jar se empeño en adquirir, si bien no pensabamos q era seguro comprarlos, si q pensamos q llevar cada uno un cartucho en la gabardina si que lo era, y asi lo hicimos.
Esperamos a la caida de la noche y nos encaminamos a la tasca.