martes, 31 de marzo de 2009

CAP II, EPILOGO



Thorson lideraba la marcha, en su cota de mallas aún había restos de una sangre oscura como el petróleo... y en su gran hacha aún había más. Un día había pasado desde q gracias a la magia cruzaron el bastión del abismo.
Junto a él caminaba Aldo Deepgate, un gran hechicero enano, bajo su yelmo ceñido al cráneo, en sus facciones, aún se veía el rictus de la muerte, un ilícido le había devorado el cerebro no hacía dos días, y gracias a una pócima de milagrosas propiedades, había vuelto a la vida. Estaría eternamente agradecido.
Detrás de ellos y arrastrando un gran peso caminaba Zentx, el minotauro; su negro pelaje estaba empapado por la transpiración, el titánico minotauro con sus dos metros de altura y sus enormes músculos nunca se quejaría aunque pudiera, era mudo, ya que él mismo se había arrancado la lengua.
Junto a él y arrastrando el mismo peso estaba Dundún, un enjuto enano de pocas luces pero realmente resistente, su cuerpo estaba plagado por las cicatrices de quien ha participado en muchas batallas... y no ha ganado casi ninguna. Éste miraba embobado el gran bulto q arrastraba junto al minotauro; bulto que no era otro q la enorme cabeza del Gran dragón del Inframundo OKIKAGE.
El dragón víctima de los aventureros y de un grupo de caza drow literalmente había perdido la cabeza; ésta con sus más de cien kilos de peso dejaba un reguero de pútrida sangre oscura q el resto de la comitiva evitaba pisar.
Más de 150 enanos marchaban por los oscuros túneles de la infraoscuridad, eran los supervivientes del clan Deepgate, supervivientes a más de dos años de esclavitud, supervivientes a una invasión Drow, supervivientes al derrumbe de su propia ciudad, supervivientes a ellos mismos.
Dhamon caminaba entre ellos, el paladín había sufrido su propio calvario, esclavizado por Mesmerth había sido utilizado contra sus propios amigos y esto lo martirizaba. Con la barba descuidada el apesadumbrado humano arrastraba tras de sí, a modo de penitencia, una improvisada camilla de palos en la que yacía Guluk, el pequeño y artero goblin q Aldo había adoptado como ayudante y espía. El goblin había corrido peor suerte que el resto y un virote drow le atravesaba el pecho. Sus labios amoratados y su tez cetrina denotaban q el dardo estaba envenenado.
La marcha estaba salpicada de antorchas aquí y allá, los líquenes y musgos iridiscentes eran insuficientes para alumbrar el camino. De entre las luces destacaba por su fuerza y claridad el báculo del mago. Riku alumbraba la retaguardia, era una aparición fantasmagórica, con su cuerpo totalmente envuelto en malolientes vendajes, tenía un caminar herido y encorvado, ocultaba sus rasgos con los restos de una capa que se había echado sobre la cabeza y los hombros.
Junto a él cerrando la marcha estaba Toshiro, el espadachín de rasgos asiáticos lucía una larga y lisa cabellera negra, aún sucio y lleno de heridas, conservaba un porte noble y tenía el caminar altanero y divertido de quien que va sacar a bailar a la hija de una duquesa.

-Pediremos asilo- dijo Aldo con su voz aflautada; el enano era provisionalmente el líder de su clan, bastante para un desterrado rescatador.
-y unos cientos de barriles de cerbeza- dijo Thorson con su inconfundible y ronco acento.
-eso siempre q demostremos el vínculo entre el pueblo Orochi y los malditos elfos oscuros-apostilló.
El aguerrido enano había consumado la venganza contra la ejecutora de su padre, y desde entonces el halo de penumbra q rodeaba todos sus gestos había desaparecido, no así su afán guerrero.
-supongo q ésto será suficiente para convencer a algunos incrédulos- continuó hablando el luchador mientras tiraba una patadita a la cabeza del dragón.
- y sino ésto lo hará- remarcó Aldo sacando de su manga el símbolo clerical Orochi arrancado del mismo cuello de Aiselea.
El enano se disponía a responder cuando de repente paró en seco y con un único gesto desenfundó la gran hacha q portaba en su espalda y la hizo girar sobre su cabeza.
Agudizando la vista Aldo se propuso ver lo q había provocado a su amigo; entre las sombras, semi tumbados en los márgenes del camino, yacían un buen número de dracónidos de sombra. Los humanoides de rasgos draconianos eran los vástagos de Okikage, parte del ejercito del inframundo q había perecido en la caverna de Deepgate.
Parecían confusos y heridos, si bien al acercarse la comitiva enanil se pusieron en pie y algunos desenfundaron sus espadones con gesto amenazante.
Thorson se preparaba a cargar cuando una mano le agarro del hombro, al subir la mirada el enano vio al paladín con gesto tranquilo.
-los dracónidos se han librado de la influencia de su funesto padre, no detecto la maldad en ellos- dijo Dhamon con voz clara y suficientemente alta como para q todos lo oyeran.
-ahora poseen el don del libre albedrío-dijo, dirijiéndose ahora más concretamente al enano.
-si no les atacamos nos dejarán pasar- finalizó el humano.
Después de pensarlo, y tras una corta pero tensa conversación con Aldo, todos guardaron las armas y se decidieron a avanzar entre los dracónidos.
-espero q no esté en su albedrío cortarnos en rodajas-masculló entre dientes Thorson.
Cual fue la sorpresa de todos al ver q los dracónidos, en su mayoría gravemente heridos, desenfundaban con esfuerzo sus espadones y se incorporaban solo para doblar una rodilla, clavar el arma al suelo y bajar la cabeza al paso de la comitiva.
-Creen q somos sus reyes- dijo Dundún al minotauro quien meneo la cabeza y miró al techo.
Los demás entendieron q eran parte de una comitiva fúnebre al paso de la cabeza de la gran sombra. Enseguida los dejaron atrás. Sin que nadie le viera, Dhamon se rezagó para dejar tras de sí una mochila con algunas vendas y agua.

El viaje por los túneles continuó durante dos días, el cansancio y la falta de víveres empezaban a hacer mella en el grupo cuando por fin llegaron a la caverna q daba entrada al inframundo, un agujero circular en el techo iniciaba un túnel vertical de más de 100 metros de altura q desembocaba en la sala de la puerta Maderaoscura...de la q sólo se conservaba el nombre ya q la puerta había sido destruida.
Gracias a la magia y a un grupo bien tendido de cuerdas, consiguieron salvar el obstáculo sin ninguna baja, si bien es verdad q el minotauro tuvo q hacer una veintena de viajes para ayudar a los enanos menos hábiles, entre los q por supuesto se encontraba Thorson.

Todos tomaron aire tras salir del agujero, seguían en la oscuridad, seguían en los túneles, pero había dejado atrás la oscuridad opresiva del inframundo.
En pocas horas salieron de las minas del clan para aparecer propiamente en el distrito Uthgard.
La calle a las minas era una vía amplísima con 4 carriles para vagonetas, tiendas y comercios a ambos lados, así como almacenes y algunas viviendas. Con unos treinta metros de altura conformaba una de las tres calles del distrito Uthgard.Todo estaba abandonado y lleno de polvo, el distrito había sido sellado después del ataque Drow.
Pero el polvo había sido removido...nada más salir de las minas todos pudieron observar a más de una docena de Dridders agazapados entre las sombras de techo y paredes.
Rápidamente el minotauro y el paladín se hicieron a la vanguardia intentando proteger a los desnutridos enanos, detrás de ellos sujetándose el pantalón llegó Dundun arrastrando el pico de excabar. Aldo y Thorson flanquearon la entrada.
Las sombras se cernían cada vez más cerca, cuando de repente se hizo una luz cegadora... las sombras retrocedieron para ver como Riku el hechicero se adelantaba a todos y comenzaba a hablar con un estraño acento proveniente de la magia.

-no estamos aquí para guerrear con vosotras, hemos derrotado a los Drow q os esclavizaban, y hemos derrotado a la gran sombra q esclavizaba a los Drow- e hizo un pequeño gesto con su mano y de entre la multitud salió levitando la cabeza del dragón. Ahogados chillidos salieron de la oscuridad.
-hemos venido aquí a reclamar nuestro lugar, q no es el vuestro, vuestra misión aquí a terminado, marchad si no queréis sufrir la misma suerte q la gran sombra.-dijo desafiantemente a viva voz.
Por un momento reinó la confusión, después se empezaron a oír lastimeros sollozos.

Riku sin dejar de mirar a techo y paredes hizo un gesto con la mano para q todos los enanos salieran de la entrada de la mina, y todo el grupo se fue separando hacia el centro de la calle. Después todos y cada uno de los dridders se introdujeron en las minas rápidamente y sin mirar atrás.



-continuará...

3 comentarios:

Master dijo...

puuuuuff tengo q repasar la ortografía...

CONTINUARA

Lucas dijo...

Al escribir la entrada hay un corrector ortográfico que para algunas cosas viene bien xD

Master dijo...

oido cocina