viernes, 31 de enero de 2014
miércoles, 11 de diciembre de 2013
CINTURÓN DE AVENTURERO
Vamos a integrar el cinto de aventurero al equipo básico a efectos de coger una poción de cinto, o acceso a un arma etc...
CINTO DE AVENTURERO, espacios
-6 (3+3) huecos para viales o pociones, ungüentos y aceites.
-un hueco para arma larga (espada larga, o similar) de una mano.
-un hueco para arma corta (espada corta, daga o similar, tb un carcaj de flechas)
-2 huecos para tubos de pergaminos ( tb cetros o varitas)
-un hueco para un saquillo de monedas (u objeto similar)
*sacar una poción del cinto es acción estándar, y sacarla de la mochila es acción de turno completo.
viernes, 22 de noviembre de 2013
ATAQUE POR LA ESPALDA
Esta es regla casera de la old school, en cuanto a los ataques por la espalda van a funcionar sin destreza ni escudo, además de q siempre funciona el sneak atack.
Se suman los posible modif por flanqueo.
Solo será ataque por la espalda el efectuado desde la casilla inmediatamente detrás del personaje. No funciona ni para ataques a distancia, ni para ataques fuera de esa casilla.
*Girarse es una acción gratuita dentro de tu turno.
GOLPES A PARTES CONCRETAS
Voy a intentar meterme en el complicado mundo de los golpes a partes concretas del cuerpo.
Lo podemos probar y si sale bien lo mantenemos y sino a parla.
Aplicaremos la regla casera de golpes apuntados a partes como piernas, brazos, cuello y ojos...etc.
-REGLA GENERAL estos golpes se calculan sobre CA 30 (si el enemigo tiene menos de CA 30 para golpes apuntados tendrá 30 más el modificador a aplicar, si tiene más de CA 30, el modificador se aplica sobre su propia CA).
-MODIFICADORES: partes medianas +4 CA, pequeñas +6 CA, diminutas +8CA, minúsculas +10 CA;
Así más o menos:
*piernas y brazos: +4 ca
*manos y pies: +6 ca
*cuello, ingle, talón, cabeza...+8 ca
*ojos, dedos...+10ca
-EFECTOS: Si recibe 50% de sus puntos de vida totales en una extremidad, ésta queda inutilizada, y si recibe 75% queda amputada.
Extremidad inutilizada: Regla general: -2 at y dñ (con la otra mano + los posibles modif por usar mano torpe =-4 at y dñ), -2 CA.
El uso de la extremidad inutilizada en habilidades resulta en -4 habilidad (trepar, acrobaci..)
- brazo y mano -2 at y dñ, -2 CA siempre, la mano o brazo no se puede usar, no sujeta nada, no puede llevar armas a dos manos o escudo.
- pierna o pie: -2 at dñ, -2 CA siempre, índice de movimiento x 1/2, sin destreza en CA.
- cuello: -2 at y dñ , -2 CA siempre. No puede hablar, ni castear bien conjuros verbales, concentración cd 40. Gana bleed = último golpe, hasta curar.
-cabeza: -2 at y dñ. -2 CA siempre. El objetivo queda staggered (atolondrado) hasta sanar o 2d4 rounds cuando sane.
-Alas: -2 at y dñ, -2 CA siempre, imposible volar, pero no planear x1/2.
-Ojos: -2 at y dñ, -2 CA siempre. El objetivo queda blinded hasta curar o 2d4 rounds cuando sane.
-Ingle: -2 at y dña, -2 CA siempre. El objetivo queda sickened (y probablemente con voz aflautada), hasta curar o 2d4 r cuando sane.
Extremidad amputada: Regla general, mismos modificadores que inutilizada pero además el objetivo gana la condición de bleed = al último golpe que amputó la extremidad y -8 a habilidades.
-brazo o mano: bleed+amputado.
-pierna o pie: bleed+amputado. No puede andar, sólo arrastrarse 1c. Gana queda prone, hasta sanar.
-cuello: muerto.
-cabeza: muerto.
-alas: bleed+amputada. No puede volar ni planear.
-ojos: bleed x 3.
-ingle: bleed x 2 y objetivo queda nauseated hasta curar o 2d4 r después de curar.
Ejemplo:
Thorson quiere amputar el brazo de la espada de un dracónico azul que tiene CA 24, tirará contra una CA de 34 ( ca 30 por tener menos que 30 y +4 por tirar a un brazo), le mete un golpe de 40 de daño. Como el dracónido tiene 70 puntos de vida, el brazo queda inutilizado, el dracónido suelta su espada curva y sufre -2 at y dñ, -2 ca, en su turno dejará caer el escudo (free action) e intentará coger la espada del suelo (move action con at de oportunidad), y si lo logra atacará con un -6at y dñ (-4 de off hand, -2 de brazo inutilizado), y tendrá un -2 Ca y no cuenta con su escudo.
Otro ejemplo:
Lussy quiere cortarle la garganta a un sumo sacerdote de Orochi para q no pueda entonar conjuros, el sacerdote va bien pertrechado y tiene CA 40, Lussy tirará contra CA 48 ( ca 40 del objetivo +8 del cuello), Lussy saca un 20 llegando a sumarle a su ataque 47 pero gasta uno de karma y alcanza 48( pero confirmando el crítico saca un 9 y no confirma), con su vital strike lussy llega a hacerle 38 puntos de daño en la garganta, con la suerte de que Miko ya le había clavado 3 flechas antes en el cuello para 37 daño, el sacerdote tiene un total de 150 pg, y ha recibido 75 en el cuello, con lo ahora sufre -2 at y dñ, -2 Ca y para castear un conjuro con componentes verbales tendrá q tirar un concentración cd 40, lo que le va a costar ya que el tiene una habilidad de concentración de 22.
Si consiguen hacerle 25 de daño en el cuello, le habrán cortado la cabeza y el sacerdote seguramente morirá decapitado ;).
*los personajes o monstruos inmunes a los golpes críticos lo son a los golpes concretos.
**a observar q algunas cosas son imposibles, como golpear en los ojos si te encuentras de espaldas al objetivo o tirar al brazo del escudo si lleva un escudo.
sábado, 2 de noviembre de 2013
SOBRE LA MUERTE
Bueno como regla de la casa, vamos a empezar a jugar la situación de muerte de diferente manera a las reglas de pathfinder.
No es difícil, sino más bien probable, q cualquiera palme en cualquier aventura, y más a los niveles q andamos. Así como regla particular, vamos a ver q supone la muerte y la posterior resurrección:
Básicamente hay tres formas de volver a la vida, con tres conjuros de sacerdote:
Breathe of life: Sólo funciona si has muerto hace 1 round, tienes un nivel negativo durante un día y te curas un poquito.
Raise dead: Funciona si has muerto hace 1 día por nivel de lanzador, pillas 2 niveles negativos PERMANENTES.
Resurrection: Para muertos hasta 10 años por nivel de lanzador, basta una pequeña porción del cuerpo o polvillo, y pillas un nivel negativo PERMANENTE.
True Resurrection: Para muertos hasta 10 años por nivel, sin cuerpo y sin niveles negativos.
A todo esto como norma de la casa le vamos a añadir:
-Pérdida de CONSTITUCIÓN: Pierdes un punto de CON permanente. Sea cualquiera la forma de resurrección. Si tienes algún modificador negativo de tu característica de CON, habrá q tirar dados porcentuales para saber si hay éxito en la resurrección, cada -1 en CON=5% posibilidad de fallo (por ejem CON 7 es -2, con lo q el fallo de resurrección es -10%).
*todo esto puede revertirse con un conjuro de DESEO o MILAGRO.
viernes, 13 de septiembre de 2013
DE CABEZA AL ABISMO V
La terrible patada del minotauro acabó de partir la extraña puerta y una de las hojas cayó pesadamente al suelo.
En cada pared del salón había grandes portones de madera renegrida. En el centro de la sala llamaba la atención una pesada alfombra granate rectangular sobre la que se ubicaba pedestal con una piedra multifacetada de cristal rosáceo de unos 50 cm metida en una urna de cristal.
Riku percibía como todas las líneas mágicas y protecciones confluían en aquella piedra, era un artefacto q guardaba todo el complejo contra intromisiones mágicas y hechizos de teletransporte. Latía con magia y poder.
Estaba empezando a conjeturar la lista de hechizos a usar para intentar desactivar tan poderoso artefacto, cuando el minotauro dio cuatro grandes zancadas se acercó al pedestal y con un poderoso arco de su espadón de platino, barrió por completo la urna y la piedra de cristal, creando un borrón de astillas de cristal rosas y azules...todos se quedaron boquiabiertos y esperaron una explosión o q se viniera abajo el complejo...pasaron unos segundos y nada sucedió.
Zentx volvió con el grupo y al salir de la alfombra, la misma se iluminó, unas lineas de luz y runas mágicas recorrieron el borde de la alfombra y un gran rugido resonó en el salón.
Todos aprestaron sus armas, y vieron como las llamas de los fosos se duplicaban en tamaño, al momento una enorme mano informe surgía de cada uno de los pozos, unos seres gigantescos con vaga forma humana, surgían de los abismos, estaban hechos de magma incandescente y sus cuerpo chorreaban piedra líquida.
Eran los guardianes del complejo, viejos elementales de magma a los que el Bálor tenía esclavizados pendientes de resolver una deuda q nunca sería saldada.
Jessikah veía claramente a través de los ojos de Toshiro, el vínculo se reforzaba poco a poco y
pronto sería inquebrantable...por lo menos para el samurai.
Todos se apresuraron a desenfundar sus armas y se repartieron entre las cuatro esquinas del salón dispuestos a presentar batalla.
Todos menos el halfling...Angus se escabulló agazapado entre sus compañeros hasta la puerta de madera renegrida q había al este. La puerta estaba entornada pero abierta, se introdujo en la estancia y cerro tras de sí.
La habitación olía a papel podrido y agua estancada, a su izquierda una gran mesa de madera sostenía innumerables tomos y mapas arrugados, mientras q a su derecha una pequeña charco rectangular de agua corrompida estaba a los pies de un trono de huesos de gigantescas proporciones.
El trono le llamó la atención, estaba compuesto por enormes huesos de criaturas infernales, sujetos por tendones y piel putrefacta, sus reposabrazos eran afiladas garras y se coronaba con una gran osamenta demoniaca.
Su sentido común le decía q era peligroso, pero su espíritu aventurero le decía q era un artefacto de gran poder. Antes siquiera de pensarlo ya estaba sentándose en el trono y buscando sensaciones. Enseguida lo abrumó un sentimiento de odio y maldad, grandes ambiciones y promesas llenaron su cabeza, y de haber sido otro quizá habrían calado profundamente. Pero no en el halfling, la bondad de su corazón y la feroz libertad de su espíritu y de su raza lo inmunizaban a tales sentimientos.
Al otro lado de la misma sala, detrás de la mesa de madera donde estaban agrupados los planos arrugados de la fortaleza, se encontraba Samir; oculto tras un hechizo de invisibilidad.
El rakshasa era la mano derecha de Abarabone. Al notar la intrusión se había refugiado en la misma sala q ahora compartía con el halfling, la que él conocía como la Sala de los Oficiales.
Estaba convencido q los elementales de magma les darían trabajo a los aventureros, pero tb sabía q eran poderosos, los había visto combatir y salir victoriosos numerosas veces, lo sabía a través del seguimiento q les hacía su maestro desde el trono y su charco de escudriñamiento.
Ahora el halfling se sentaba en el trono de Yagor. Normalmente su sólo contacto marchitaba la piel, sentarse en el mismo era causa de muerte en la mayoría de los casos, incluso su maestro solía deleitarse con sus víctimas precisamente de aquella manera.
A Samir le había costado mucho esfuerzo controlar algunos poderes del trono, éste había pertenecido a un antiguo Bálor, señor de esta capa del abismo tiempo atrás. Yagor el Entronado, era su nombre y se decía q construyó el trono con los huesos de sus propios oficiales después de una sonada victoria, en una orgía de sangre y magia.
Las habilidades del artefacto eran muchas, había visto matar a varios demonios consumiendo su carne, sabía q el trono controlaba el cristal guardián q protegía el enclave del Yukora, incluso se decía q podía ser un nexo entre el abismo y el plano material primario...una puerta por el cual podrían colarse los demonios sedientos de sangre.
Angus se guiaba con su innato sexto sentido para la magia y por su experiencia para desentrañar los misterios del artefacto. Notó una cálida sensación y se concentró en ella...al momento los rasguños de sus codos y rodillas desaparecieron como si nunca hubieran existido. Siguió indagando pero un gran golpe en la puerta de la estancia lo desconcentró, abrió los ojos y cayó del trono.
La puerta se abría lentamente mientras un elemental de magma se deshacía con innumerables flechas q le coronaban la cabeza. Angus salió al salón justo para comprobar como la contienda había acabado y los elementales se habían desvanecido de regreso al plano elemental del fuego.
Algunos de sus compañeros estaban algo chamuscados pero seguían de una pieza.
Todos se reunieron en el centro del enorme salón mientras la Kitsune realizaba vendajes y la drow y el hechicero discutían su próximo movimiento.
Samir cerca de ellos avanzaba invisible pegado a la pared, el estúpido halfling había puesto en guardia al trono y ahora era mucho más difícil de usar por lo que debería ir a pie para avisar a su maestro.
La estancia del Yukora estaba escaleras arriba, la guardaba una suave cortina de seda roja, que tenía la capacidad de volverse dura como un muro de acero si había intromisiones, como era el caso. Pero Samir sabía q sería de runas tocar para que el cortinaje le dejase pasar.
Lussy posó su dedo índice sobre sus labios y mando callar al hechicero, había oído algo, un arrastrar de pies sobre la piedra, enseguida agudizó su mirada y percibió algo extraño en la falda de las grandes escaleras. Hizo un gesto con la mirada a Riku y el hechicero ejecutó un rápido hechizo q hizo q la forma invisible del Rakshasa se contornease en multiples luces de colores dando al traste con su maniobra de sigilo.
La sombra invisible y ahora bañada en un spray de colores de Samir salió huyendo escaleras arriba mientras el grupo se preparaba a seguirlo.
El hombre-tigre subió a grandes saltos la ancha escalera y ya en la cima se topó con las cortinas de seda roja aceradas, en su afán de huida tocó tres runas bordadas en la base de la cortina que la volvería a su estado normal y decidió esconderse arremolinado en la misma mientras intentaba un hechizo de disipación sobre sí mismo.
El grupo de aventureros subió la escaleras en pos de la silueta de colores, en un momento lo perdieron de vista, pero siguieron ascendiendo hasta toparse con las largas cortinas de seda carmesís.
Todos intuían q estaban llegando a la guarida del Yukora, el aire era pesado y olía a muerte, el minotauro fue el primero en apartar lentamente los cortinajes con la punta de su espadón. Le seguía Miko con una flecha de adamantita cargada en su arco sagrado. Toshiro a su vez apartó otro poco de tela con la punta de Obishuan y a punto estuvo de ver el felino pie del Rakshasa si éste no lo hubiera apartado rápidamente.
Lo que vieron les heló la sangre...la estancia estaba pobremente iluminada, cientos de cadenas plagadas de ganchos y anzuelos colgaban del techo al ensangrentado al suelo, creando un bosque tupido y macabro. Aquí y allá se veían restos humanos, un brazo colgaba de una gancho, jirones de carne colgaban de los anzuelos y osamentas y costillas se amontonaban cerca de las paredes. En el centro de la estancia una piscina rectangular se abastecía de sangre q le llegaba por diferentes cauces tallados en suelo y paredes. Lo que los aventureros no sabían es q la sangre q llenaba la piscina era la sangre de innumerables paladínes q habían muerto a manos del Bálor. Su sangre serviría a un propósito impío.
Se adentraron lentamente en aquel infierno onírico apartando cadenas y chapoteando sangre a cada paso, Miko se quedó en la entrada, su arco sería de poco utilidad entre tanta cadena, junto a ella aguardó también el halfling.
Riku rebuscó en su zurrón y con cuidado deslió el cordel q anudaba el tubo de pergamino contenedor del poderoso hechizo de disyunción mágica q destruiría el vínculo entre Abarabone y Yukora. Lo desenrolló y lo sujetó enfrente suyo. Zentz se colocó delante de él para protegerlo mientras Lussy y Toshiro exploraban la sala. El Halfling se quedó en la retaguardia.
De repente, en una explosión de fuego y miles de gotas de sangre, y con un ensordecedor rugido surgió de entre el viscoso líquido la imponente figura del Bálor. Aún medio sumergido era enorme, el fuego bañaba su hercúleo cuerpo y la sangre hervía a su contacto. Era el mal hecho carne, su media sonrisa prometía dolor y sufrimiento, su mirada odiaba todo lo q sus ojos en llamas veían, pertenecía al abismo, y por el bien de los hombres, nunca debería salir de él.
En su frente, custodiada por dos enormes cuernos, brillaba la azulada piedra-alma q contenía el espíritu invasor de Abarabone.
Riku actuó con rapidez, empezó a leer la salmodia que dejaría inerte la piedra el suficiente tiempo para ponerla a buen recaudo. El hechizo era del más alto nivel, cualquier error en su lectura podría ser fatal, para él y para todos.
Fue entonces cuando entre una nube de humo y azufre, en una de las esquinas de la cámara, apareció otro gran demonio de horrible apariencia. Era Lithbro el Vrolikai, líder de los demonios Sombra. Casi tan alto como el Bálor, pero la mitad de corpulento, el demonio era una pesadilla viviente; de color negro verdoso, con una osamenta macabra y seis brazos q arrastraba por el suelo, sus manos de dedos infinitamente largos blandían lo q parecían dagas hechas de oscuridad y mal puro. Rápidamente cargó hacia el Yukora mientras con sus correosas alas apartaba las cadenas plagadas de anzuelos.
Fue éste movimiento de cadenas el que se trasmitió hasta Riku y uno de los ganchos lo golpeó en la cara, haciéndole una pequeña brecha encima del ojo q a punto estuvo de estropear el conjuro, no lo había perdido pero tendría q empezar la salmodia de nuevo.
Para Lithbro los mortales presentes eran tan insignificantes como las moscas alrededor de un bebe goblin. Su única idea era acabar con Yukora, llevaba décadas soportando el despotismo del Bálor y ahora llegaba su oportunidad de alzarse con el liderazgo de la Legión del Látigo Ardiente. Con un gran salto cargó contra el Bálor con todos sus cuchillos, Yukora lo agarró firmemente las muñecas de los dos brazos superiores del Vrolikay, pero sus cuatro brazos inferiores empezaron a apuñalarlo entre las costillas con una saña infernal.
Todo era humo, sangre y rugidos, los aventureros se encontraban en una extraña posición, sabiamente habían decidido retroceder y proteger al hechicero y su pergamino disyuntivo. Riku se concentró y empezó de nuevo el conjuro. Visualizó entre garras, cuernos y dientes la joya alma azulada en la frente de Yukora. La entonación fue perfecta mientras su mano se alzaba y señalaba la gema. Terminó la salmodia y no sucedió nada.
La energía del conjuro seguía allí en su cabeza, pero la gema era un artefacto poderoso y se negaba a ceder. El hechicero se concentró en su entrenamiento, en las horas de dolor y sufrimiento infinito en la universidad de Minamo, en todo lo q había pasado para llegar a ser quien era. Hizo uso de toda su fuerza de voluntad para intentar anular la joya de nuevo...una gota de sangre se escurrió por la faz del hechicero hasta el pergamino haciéndose uno con las runas mágicas...las palabras mágicas inscritas en el pergamino desaparecieron, y al final el pergamino entero desapareció en llamas.
Fue entonces cuando el sonido de un cristal roto resonó en la sala, los demonios cejaron su forcejeo, una pequeña grieta apareció en la gema-alma, después la siguieron otras; el sonido cesó y los trozos de gema cayeron de la testa del demonio para hundirse entre la sangre...
Se detuvo el tiempo y todos pudieron ver como una inmensa sombra fantasmagórica inundaba la estancia, tenía forma de dragón con las alas extendidas, un quedo rugido se pudo oír como un susurro en sus corazones y la sombra se desvaneció.
Toshiro notó como Obishuan vibraba ante tal despliegue mágico, y hubiera notado un pequeño picor en su conciencia, de haberla tenido.
Riku no quería destruir la gema, sólo desactivarla, era un artefacto impío y de gran maldad, pero también era una magnifica obra de ingeniería mágica, bella a su manera. El hechicero sintió como se vaciaba, como su energía se elevaba y se escapaba por su fontanela. Las heridas y cicatrices volvieron a marcar su piel, su carne se abrió en infinitos cortes y sangró de nuevo...todo lo q había sido desapareció...él sabía muy bien cual era el castigo por destruir tal artefacto mágico...cayó de rodillas al suelo, su vista borrosa fue capaz aún de ver cómo el Yukora asía la cabeza de Lithbro y de un brusco gesto la separaba de sus hombros...la espina dorsal del Vrolikai aún se movía cuando Riku perdió el conocimiento.
Zentz, Lussy y Toshiro cerraron filas delante del hechicero y se prepararon para la q les venía encima, el demonio iba a ser un hueso duro de roer aún desarmado y herido como estaba.
Miko y Angus se adentraron en la estancia y tomaron posiciones sabedores de que sólo podrían defenderse por un tiempo.
Samir salió disparado escaleras abajo sólo para encontrarse de frente con un grupo de súcubos q subían hacia su posición.
Pero entonces apareció Jessikah, con un gesto apaciguó al confundido Bálor, se acercó a él y le susurro unas palabras. No fueron muchas pero su actitud cambió. Yukora salió maltrecho de sangrienta piscina y desapareció entre las cadenas.
Al poco ya los aventureros estaban en el puente de Irid, el minotauro portaba en brazos al hechicero, la kitsune llevaba encadenado a Samir, ésta había intercedido por él antes de q las súcubo se alimentaran del hombre-tigre, y el rakshasa le había jurado fidelidad, sin aparentemente mucha opción.
Jessikah lo dispuso todo y se despidió de los aventureros con unas pocas palabras entre las q no había ningún agradecimiento, entonó un hechizo de despedida q devolvería al grupo al grupo a su plano natal. Ahora la súcubo se alegraba de no haber usado el hechizo antes, los mortales le habían servido de gran ayuda, y al fin y al cabo enseguida volvería a preparar otro clon de sí misma para cualquier contingencia.
Nadie sabia q el samurai seguía oyendo la dulce voz de la súcubo en su cabeza, haciéndole promesas de poder y de pasión, los dos puntos débiles del guerrero. No sería la última vez q se verían de eso estaba seguro.
Con un estallido de luz, y una sensación de mareo regresaron a Pangea.
Todos se adentraron en la estancia a trompicones sabedores de que los demonios sombra acechaban detrás.
Estaban dentro de la guarida de Yukora.
Lo primero q notaron fue el calor, era como estar demasiado cerca de una gran hoguera, a cada segundo notaban como su piel se enrojecía y empezaban a brotar pequeñas ampollas.
Se encontraban en un gran salón, rectangular, casi cuadrado. En cada esquina había un pozo en el suelo del q salían unas llamaradas azuladas cien veces más intensas q el fuego de una fragua. Encima de cada uno de esos pozos suspendidos en el aire, levitaba un gran espadón, cada cual con un diseño distinto siniestro y mortal.En cada pared del salón había grandes portones de madera renegrida. En el centro de la sala llamaba la atención una pesada alfombra granate rectangular sobre la que se ubicaba pedestal con una piedra multifacetada de cristal rosáceo de unos 50 cm metida en una urna de cristal.
Riku percibía como todas las líneas mágicas y protecciones confluían en aquella piedra, era un artefacto q guardaba todo el complejo contra intromisiones mágicas y hechizos de teletransporte. Latía con magia y poder.
Estaba empezando a conjeturar la lista de hechizos a usar para intentar desactivar tan poderoso artefacto, cuando el minotauro dio cuatro grandes zancadas se acercó al pedestal y con un poderoso arco de su espadón de platino, barrió por completo la urna y la piedra de cristal, creando un borrón de astillas de cristal rosas y azules...todos se quedaron boquiabiertos y esperaron una explosión o q se viniera abajo el complejo...pasaron unos segundos y nada sucedió.
Zentx volvió con el grupo y al salir de la alfombra, la misma se iluminó, unas lineas de luz y runas mágicas recorrieron el borde de la alfombra y un gran rugido resonó en el salón.
Todos aprestaron sus armas, y vieron como las llamas de los fosos se duplicaban en tamaño, al momento una enorme mano informe surgía de cada uno de los pozos, unos seres gigantescos con vaga forma humana, surgían de los abismos, estaban hechos de magma incandescente y sus cuerpo chorreaban piedra líquida.
Eran los guardianes del complejo, viejos elementales de magma a los que el Bálor tenía esclavizados pendientes de resolver una deuda q nunca sería saldada.
Jessikah veía claramente a través de los ojos de Toshiro, el vínculo se reforzaba poco a poco y
pronto sería inquebrantable...por lo menos para el samurai.
Todos se apresuraron a desenfundar sus armas y se repartieron entre las cuatro esquinas del salón dispuestos a presentar batalla.
Todos menos el halfling...Angus se escabulló agazapado entre sus compañeros hasta la puerta de madera renegrida q había al este. La puerta estaba entornada pero abierta, se introdujo en la estancia y cerro tras de sí.
La habitación olía a papel podrido y agua estancada, a su izquierda una gran mesa de madera sostenía innumerables tomos y mapas arrugados, mientras q a su derecha una pequeña charco rectangular de agua corrompida estaba a los pies de un trono de huesos de gigantescas proporciones.
El trono le llamó la atención, estaba compuesto por enormes huesos de criaturas infernales, sujetos por tendones y piel putrefacta, sus reposabrazos eran afiladas garras y se coronaba con una gran osamenta demoniaca.
Su sentido común le decía q era peligroso, pero su espíritu aventurero le decía q era un artefacto de gran poder. Antes siquiera de pensarlo ya estaba sentándose en el trono y buscando sensaciones. Enseguida lo abrumó un sentimiento de odio y maldad, grandes ambiciones y promesas llenaron su cabeza, y de haber sido otro quizá habrían calado profundamente. Pero no en el halfling, la bondad de su corazón y la feroz libertad de su espíritu y de su raza lo inmunizaban a tales sentimientos.
Al otro lado de la misma sala, detrás de la mesa de madera donde estaban agrupados los planos arrugados de la fortaleza, se encontraba Samir; oculto tras un hechizo de invisibilidad.
El rakshasa era la mano derecha de Abarabone. Al notar la intrusión se había refugiado en la misma sala q ahora compartía con el halfling, la que él conocía como la Sala de los Oficiales.
Estaba convencido q los elementales de magma les darían trabajo a los aventureros, pero tb sabía q eran poderosos, los había visto combatir y salir victoriosos numerosas veces, lo sabía a través del seguimiento q les hacía su maestro desde el trono y su charco de escudriñamiento.
Ahora el halfling se sentaba en el trono de Yagor. Normalmente su sólo contacto marchitaba la piel, sentarse en el mismo era causa de muerte en la mayoría de los casos, incluso su maestro solía deleitarse con sus víctimas precisamente de aquella manera.
A Samir le había costado mucho esfuerzo controlar algunos poderes del trono, éste había pertenecido a un antiguo Bálor, señor de esta capa del abismo tiempo atrás. Yagor el Entronado, era su nombre y se decía q construyó el trono con los huesos de sus propios oficiales después de una sonada victoria, en una orgía de sangre y magia.
Las habilidades del artefacto eran muchas, había visto matar a varios demonios consumiendo su carne, sabía q el trono controlaba el cristal guardián q protegía el enclave del Yukora, incluso se decía q podía ser un nexo entre el abismo y el plano material primario...una puerta por el cual podrían colarse los demonios sedientos de sangre.
Angus se guiaba con su innato sexto sentido para la magia y por su experiencia para desentrañar los misterios del artefacto. Notó una cálida sensación y se concentró en ella...al momento los rasguños de sus codos y rodillas desaparecieron como si nunca hubieran existido. Siguió indagando pero un gran golpe en la puerta de la estancia lo desconcentró, abrió los ojos y cayó del trono.
La puerta se abría lentamente mientras un elemental de magma se deshacía con innumerables flechas q le coronaban la cabeza. Angus salió al salón justo para comprobar como la contienda había acabado y los elementales se habían desvanecido de regreso al plano elemental del fuego.
Algunos de sus compañeros estaban algo chamuscados pero seguían de una pieza.
Todos se reunieron en el centro del enorme salón mientras la Kitsune realizaba vendajes y la drow y el hechicero discutían su próximo movimiento.
Samir cerca de ellos avanzaba invisible pegado a la pared, el estúpido halfling había puesto en guardia al trono y ahora era mucho más difícil de usar por lo que debería ir a pie para avisar a su maestro.
La estancia del Yukora estaba escaleras arriba, la guardaba una suave cortina de seda roja, que tenía la capacidad de volverse dura como un muro de acero si había intromisiones, como era el caso. Pero Samir sabía q sería de runas tocar para que el cortinaje le dejase pasar.
Lussy posó su dedo índice sobre sus labios y mando callar al hechicero, había oído algo, un arrastrar de pies sobre la piedra, enseguida agudizó su mirada y percibió algo extraño en la falda de las grandes escaleras. Hizo un gesto con la mirada a Riku y el hechicero ejecutó un rápido hechizo q hizo q la forma invisible del Rakshasa se contornease en multiples luces de colores dando al traste con su maniobra de sigilo.
La sombra invisible y ahora bañada en un spray de colores de Samir salió huyendo escaleras arriba mientras el grupo se preparaba a seguirlo.
El hombre-tigre subió a grandes saltos la ancha escalera y ya en la cima se topó con las cortinas de seda roja aceradas, en su afán de huida tocó tres runas bordadas en la base de la cortina que la volvería a su estado normal y decidió esconderse arremolinado en la misma mientras intentaba un hechizo de disipación sobre sí mismo.
El grupo de aventureros subió la escaleras en pos de la silueta de colores, en un momento lo perdieron de vista, pero siguieron ascendiendo hasta toparse con las largas cortinas de seda carmesís.
Todos intuían q estaban llegando a la guarida del Yukora, el aire era pesado y olía a muerte, el minotauro fue el primero en apartar lentamente los cortinajes con la punta de su espadón. Le seguía Miko con una flecha de adamantita cargada en su arco sagrado. Toshiro a su vez apartó otro poco de tela con la punta de Obishuan y a punto estuvo de ver el felino pie del Rakshasa si éste no lo hubiera apartado rápidamente.
Lo que vieron les heló la sangre...la estancia estaba pobremente iluminada, cientos de cadenas plagadas de ganchos y anzuelos colgaban del techo al ensangrentado al suelo, creando un bosque tupido y macabro. Aquí y allá se veían restos humanos, un brazo colgaba de una gancho, jirones de carne colgaban de los anzuelos y osamentas y costillas se amontonaban cerca de las paredes. En el centro de la estancia una piscina rectangular se abastecía de sangre q le llegaba por diferentes cauces tallados en suelo y paredes. Lo que los aventureros no sabían es q la sangre q llenaba la piscina era la sangre de innumerables paladínes q habían muerto a manos del Bálor. Su sangre serviría a un propósito impío.
Se adentraron lentamente en aquel infierno onírico apartando cadenas y chapoteando sangre a cada paso, Miko se quedó en la entrada, su arco sería de poco utilidad entre tanta cadena, junto a ella aguardó también el halfling.
Riku rebuscó en su zurrón y con cuidado deslió el cordel q anudaba el tubo de pergamino contenedor del poderoso hechizo de disyunción mágica q destruiría el vínculo entre Abarabone y Yukora. Lo desenrolló y lo sujetó enfrente suyo. Zentz se colocó delante de él para protegerlo mientras Lussy y Toshiro exploraban la sala. El Halfling se quedó en la retaguardia.
De repente, en una explosión de fuego y miles de gotas de sangre, y con un ensordecedor rugido surgió de entre el viscoso líquido la imponente figura del Bálor. Aún medio sumergido era enorme, el fuego bañaba su hercúleo cuerpo y la sangre hervía a su contacto. Era el mal hecho carne, su media sonrisa prometía dolor y sufrimiento, su mirada odiaba todo lo q sus ojos en llamas veían, pertenecía al abismo, y por el bien de los hombres, nunca debería salir de él.
En su frente, custodiada por dos enormes cuernos, brillaba la azulada piedra-alma q contenía el espíritu invasor de Abarabone.
Riku actuó con rapidez, empezó a leer la salmodia que dejaría inerte la piedra el suficiente tiempo para ponerla a buen recaudo. El hechizo era del más alto nivel, cualquier error en su lectura podría ser fatal, para él y para todos.
Fue entonces cuando entre una nube de humo y azufre, en una de las esquinas de la cámara, apareció otro gran demonio de horrible apariencia. Era Lithbro el Vrolikai, líder de los demonios Sombra. Casi tan alto como el Bálor, pero la mitad de corpulento, el demonio era una pesadilla viviente; de color negro verdoso, con una osamenta macabra y seis brazos q arrastraba por el suelo, sus manos de dedos infinitamente largos blandían lo q parecían dagas hechas de oscuridad y mal puro. Rápidamente cargó hacia el Yukora mientras con sus correosas alas apartaba las cadenas plagadas de anzuelos.
Fue éste movimiento de cadenas el que se trasmitió hasta Riku y uno de los ganchos lo golpeó en la cara, haciéndole una pequeña brecha encima del ojo q a punto estuvo de estropear el conjuro, no lo había perdido pero tendría q empezar la salmodia de nuevo.
Para Lithbro los mortales presentes eran tan insignificantes como las moscas alrededor de un bebe goblin. Su única idea era acabar con Yukora, llevaba décadas soportando el despotismo del Bálor y ahora llegaba su oportunidad de alzarse con el liderazgo de la Legión del Látigo Ardiente. Con un gran salto cargó contra el Bálor con todos sus cuchillos, Yukora lo agarró firmemente las muñecas de los dos brazos superiores del Vrolikay, pero sus cuatro brazos inferiores empezaron a apuñalarlo entre las costillas con una saña infernal.
Todo era humo, sangre y rugidos, los aventureros se encontraban en una extraña posición, sabiamente habían decidido retroceder y proteger al hechicero y su pergamino disyuntivo. Riku se concentró y empezó de nuevo el conjuro. Visualizó entre garras, cuernos y dientes la joya alma azulada en la frente de Yukora. La entonación fue perfecta mientras su mano se alzaba y señalaba la gema. Terminó la salmodia y no sucedió nada.
La energía del conjuro seguía allí en su cabeza, pero la gema era un artefacto poderoso y se negaba a ceder. El hechicero se concentró en su entrenamiento, en las horas de dolor y sufrimiento infinito en la universidad de Minamo, en todo lo q había pasado para llegar a ser quien era. Hizo uso de toda su fuerza de voluntad para intentar anular la joya de nuevo...una gota de sangre se escurrió por la faz del hechicero hasta el pergamino haciéndose uno con las runas mágicas...las palabras mágicas inscritas en el pergamino desaparecieron, y al final el pergamino entero desapareció en llamas.
Fue entonces cuando el sonido de un cristal roto resonó en la sala, los demonios cejaron su forcejeo, una pequeña grieta apareció en la gema-alma, después la siguieron otras; el sonido cesó y los trozos de gema cayeron de la testa del demonio para hundirse entre la sangre...
Se detuvo el tiempo y todos pudieron ver como una inmensa sombra fantasmagórica inundaba la estancia, tenía forma de dragón con las alas extendidas, un quedo rugido se pudo oír como un susurro en sus corazones y la sombra se desvaneció.
Toshiro notó como Obishuan vibraba ante tal despliegue mágico, y hubiera notado un pequeño picor en su conciencia, de haberla tenido.
Riku no quería destruir la gema, sólo desactivarla, era un artefacto impío y de gran maldad, pero también era una magnifica obra de ingeniería mágica, bella a su manera. El hechicero sintió como se vaciaba, como su energía se elevaba y se escapaba por su fontanela. Las heridas y cicatrices volvieron a marcar su piel, su carne se abrió en infinitos cortes y sangró de nuevo...todo lo q había sido desapareció...él sabía muy bien cual era el castigo por destruir tal artefacto mágico...cayó de rodillas al suelo, su vista borrosa fue capaz aún de ver cómo el Yukora asía la cabeza de Lithbro y de un brusco gesto la separaba de sus hombros...la espina dorsal del Vrolikai aún se movía cuando Riku perdió el conocimiento.
Zentz, Lussy y Toshiro cerraron filas delante del hechicero y se prepararon para la q les venía encima, el demonio iba a ser un hueso duro de roer aún desarmado y herido como estaba.
Miko y Angus se adentraron en la estancia y tomaron posiciones sabedores de que sólo podrían defenderse por un tiempo.
Samir salió disparado escaleras abajo sólo para encontrarse de frente con un grupo de súcubos q subían hacia su posición.
Pero entonces apareció Jessikah, con un gesto apaciguó al confundido Bálor, se acercó a él y le susurro unas palabras. No fueron muchas pero su actitud cambió. Yukora salió maltrecho de sangrienta piscina y desapareció entre las cadenas.
Al poco ya los aventureros estaban en el puente de Irid, el minotauro portaba en brazos al hechicero, la kitsune llevaba encadenado a Samir, ésta había intercedido por él antes de q las súcubo se alimentaran del hombre-tigre, y el rakshasa le había jurado fidelidad, sin aparentemente mucha opción.
Jessikah lo dispuso todo y se despidió de los aventureros con unas pocas palabras entre las q no había ningún agradecimiento, entonó un hechizo de despedida q devolvería al grupo al grupo a su plano natal. Ahora la súcubo se alegraba de no haber usado el hechizo antes, los mortales le habían servido de gran ayuda, y al fin y al cabo enseguida volvería a preparar otro clon de sí misma para cualquier contingencia.
Nadie sabia q el samurai seguía oyendo la dulce voz de la súcubo en su cabeza, haciéndole promesas de poder y de pasión, los dos puntos débiles del guerrero. No sería la última vez q se verían de eso estaba seguro.
Con un estallido de luz, y una sensación de mareo regresaron a Pangea.
sábado, 4 de mayo de 2013
DE CABEZA AL ABISMO IV
Los aventureros llevaban horas vagando por el complejo. Después del combate con las súcubos habían tenido algún encontronazo con un grupo de babaus y algún q otro demonio menor. Estaban exhaustos y heridos,además la sensación de maldad en el plano era abrumadora, asfixiante ..el humo y el calor eran insoportables y los conjuros sanadores apenas funcionaban, necesitaban descansar.
El hechicero los guiaba como podía. Las líneas plateadas de magia protectora discurrían por las paredes pero a veces se hacía difícil saber si iban o venían. En más de una ocasión habían tenido q desandar el camino y los ánimos estabas decayendo.
Decidieron hacer un alto, buscaron una esquina en la cripta demoníaca y se sentaron entre los cascotes de un muro derruido. Aprovecharon para comer unos frutos secos y beber de su pellejo de agua. Reinaba el silencio y todos miraban el suelo cuando se empezó a escuchar una voz...débil al principio pero clara y melodiosa...Miko la kitsune entonaba una canción, su voz era dulce y armoniosa, y aunque el tono era apagado y las palabras incomprensibles, enseguida encandiló a todo el grupo. Todos levantaron la mirada y se encontraron con otras miradas, la de sus amigos, y en silenciosa aprobación escucharon la sonata mientras su espíritu recobraba el ánimo perdido.
Tal y como empezó la canción acabó poco a poco con un susurro... consiguieron descansar poco más de dos horas y reanudaron su búsqueda.
Jessikah se encontraba varios cientos de metros por encima, en el complejo exterior que hacía de fortaleza infernal a la Legión. Estaba sentada en una extraña mesa hexagonal en una austera habitación rodeada de los más variopintos demonios. Eran los oficiales del la legión del látigo ardiente.
Como últimamente, Lithvro el demonio Vrolikai que comandaba los demonios-sombra y los nabasu, la fuerza alada, no había respondido a la llamada. El poderoso demonio era el segundo en la cadena de mando después del Bálor, y como no, se había percatado del extraño comportamiento que estaba teniendo el mismo.
Lithvro tramaba algo, Jessikah sabía de la ambición del Vrolikai, quería comandar la legión, llevaba años obedeciendo en la sombra, buscando una oportunidad...y ésta había llegado.
El problema no podía esperar más, Jessikah había ideado un plan, quizá los extraños pudieran serles de utilidad al fin y al cabo...
Angus abrió el portón que tanto esfuerzo le había costado forzar mientras el resto de sus compañeros esperaban a una distancia razonable. Riku les había guiado por el complejo hasta un largo pasillo que acababa en una gran puerta de acero de dos hojas.
El halfling fue el primero en entrar en la sala...estaba oscura y extrañamente fría, la quietud y un aire pesado reinaba en el ambiente. Se adentró poco a poco. Las pisadas del ladrón resonaban con un lejano eco, por lo que intuyó q la sala debía de ser bastante larga y muy alta.
El resto de aventureros le siguieron al poco, abrieron ambos portones con lo que la luz del pasillo baño parte de la estancia; algo más adelante en los límites de la visión, atisbaron dos estatuas de grandes proporciones, se encontraban una frente a otra y representaban a un gran demonio alado de unos 4 metros abrazando un alfanje. El titan estaba construido en un metal, brillante y pulido.
El hechicero se concentró en detectar magia y efectivamente las estatuas brillaban con algún encantamiento abjurador. No solo eso, la drow les avisó q en en la oscuridad cuatro más de estas enormes estatuas aguardaban entre las sombras formando un pasillo de seis enormes figuras enfrentadas en total.
Tomaron sus precauciones, Riku ejecutó un hechizo de vuelo y otro de invisibilidad, mientras el resto de los aventureros intentaban pasar a hurtadillas por el medio del pasillo.
Fue insuficiente. Angus movido por la codicia se había acercado a los pies de una de las estatuas, solo para cerciorarse de que el metal en el q estaban construidas no era sino Mithril...una sola estatua podía comprar un reino entero. Pero por supuesto las estatuas cobraron vida, una detrás de otra.
Eran golems de Mithril, invulnerables a la magia y casi indestructibles por las armas convencionales. Sus enormes alfanjes del mismo metal atravesaban cualquier armadura y protección. En pocos segundos los aventureros se encontraban rodeados contra una pared luchando por sus vidas. La esperanza era casi nula.
Fue entonces cuando se escuchó en la sala una sola palabra de detención. Los golems se congelaron en su postura de ataque.
Los aventureros vieron por debajo de las piernas de los autómatas como un grupo de seres se habían materializado en mitad de la sala. Eran varias súcubo, junto a una docena de babaús y kalavakus.
Una súcubo se adelantó hasta ellos para dialogar. Sus ropas y su pelo habían cambiado pero sin duda era Jesikah. Un pequeño quasit se aferraba a su hombro izquierdo.
- Os pillo en mal momento?.- dijo con una sensual sonrisa de medio lado.
Riku yacía semiincosciente en los brazos de una arrodillada Lussy. Zentx y Miko lucían largos tajos por todo su cuerpo y Toshiro se apoyaba pesadamente en su katana tratando de recobrar el resuello. El único q no aparecía era el halfling, desde el principio de la contienda se había escondido entre las sombras y allí debía de seguir.
-Aquí nos pillas, sacando brillo a tus estatuas...aunque la verdad que no es fácil- respondio Toshiro con sorna.
-Vengo a ofreceros un pacto. Tenemos un objetivo en común. No hace falta que seamos enemigos. Vosotros queréis destruir al ente que ha poseído a mi amado Yukora, y yo también. Os ofrezco protección y ayuda. El bálor duerme, y depende de mi que lo siga haciendo-.dijo cortante.
Todos prestaron atención ante las palabras de la demonio.
-Somos todo oidos- dijo Toshiro enfundando a Obishuan, miró de soslayo a sus compañeros para q lo imitaran en el gesto. El grupo bajó las armas.
-Os facilitaremos la entrada al sanctasanctórum del Balor, y una vez terminéis con lo que habéis venido a hacer, seréis libres de volver a vuestro plano-.
-Es un buen plan, pero ¿qué ganas tú con esto?.-dijo el samurai.
-No ensuciarme las manos en el conflicto.- dijo tímidamente.
Toshiro se lo pensó brevemente, y antes de que nadie pudiera cuestionar el ofrecimiento, aceptó por todos.
Jessikah hizo un gesto y los golems se retiraron a sus pedestales, mientras que sus súcubo repartía unas pociones de curación como obsequio. Con cada entrega plantaban un apasionado beso en cada uno de los aventureros, que con la sorpresa apenas se resistían a apasionado gesto.
Jessikah en persona entrego la poción a Toshiro q embobado esperó su apasionado beso que duró más de la cuenta y le dejó un labio ensangrentado.
Todos estaban en un lamentable estado así q se aprestaron a beber de los viales sanadores, ante la inminente contienda.
Lo q no sabían los aventureros es q las pociones tenían algo en particular, un componente adicional, un veneno q se activaría a las órdenes de la hechicera demonio si algo no salía a su gusto...
A su vez pidió amablemente que le devolviese sus pertenencias, su intrincada tiara protectora y su fino estoque mágico. En el intercambio de objetos, la mano de la súcubo y la del samurai se tocaron brevemente, el dedo de la demonio recorrió el dorso de la mano de Toshiro, en un gesto q no le pasó desapercibido.
Unas vez recuperados, Jessikah levitó hasta la parte más alta de la habitación y allí con un gesto de la mano deshizo la ilusión que ocultaba una gran portón en la pared. Después de desactivar varias protecciones, el portón se abrió. Una luz rojiza entró por él.
-Aquí tenéis el puente de Irid, al final encontrareis la guarida de Yukora, apresuraos y no miréis atrás, vuestras vidas dependerán de ello.- y con elegante gesto de la mano los invitó a cruzar el portón.
Cada uno subió como buenamente pudo, Riku recuperado gracias a la poción, ejecutó su habitual conjuro de vuelo mejorado, mientras Toshiro lo imitaba con una versión menor. El mudo minotauro se bebió una poción de levitación y portó en brazos a la kitsune. Mientras, Lussy salvaba con un gran salto los casi 10 metros de altura. En el último momento apareció el halfling escalando rápidamente el muro.
Un largo puente de piedra semiderruido se sostenía a gran altura en una gran caverna sobre un estrecho río de magma. El calor volvía a ser sofocante y el humo y el azufre intoxicaban el ambiente hasta hacerlo irrespirable. La oscuridad cubría totalmente lo q debería ser la bóveda, era una oscuridad impenetrable, negra y pastosa. Y parecía estar llena de miles de ojos dispuestos a saltar sobre quien le sostuviera la mirada mucho tiempo.
Los aventureros reunieron valor y se lanzaron en una carrera a través del puente, desapareciendo entre el humo. Jessikah se quedó observando la escena.
Enseguida escucharon unos agudos gritos q empezaron suavemente pero que fueron convirtiéndose en un estruendo que les encogía el alma y casi les rompía las tímpanos.
El humo se disipó y ante ellos apareció lo que debía de ser la guarida de Yukora. Una enorme estatua del bálor se erigía delante conformando un complejo, donde se veían puertas y ventanas. Debía de medir unos 70 metros de altura y cubría toda la pared de la caverna.
El puente acababa en una gran puerta de doble hoja de extraño diseño curvilíneo. Todos se agolparon frente a ella.
Los agudos gritos inundaban la caverna, se empezó a oír el batir de cientos, miles de correosas alas, mientras varias sombras pasaban constantemente por encima de ellos.
Evidentemente la extraña puerta estaba plagada de glifos y runas protectoras, por lo q el hechicero no lo pensó mucho, invocó su conjuro antimagia más poderoso, un campo antimágico estático centrado en la puerta q inutilizaría las protecciones. Era una apuesta a todo o nada. Ya que también les privaba a ellos de cualquier recurso mágico...y todos podían notar como las criaturas sombra se estaban reuniendo como un grupo de tiburones ante una presa herida...esperando ese momento en que el primer tiburón atacase para entrar todos en una vorágine sangrienta.
Jessikah seguía la escena con interés, sabía que el puente de Irid era una encrucijada entre planos, un lugar donde la barrera entre las diferentes realidades era muy débil, por ello y a modo de protección aquí habitaban los nabasu y los demonios-sombra, el brazo alado de la legión, comandados por Lithvro. Sólo esperaba que el vrolikay no estuviera presente.
Jessikah enseguida intuyó la valiente maniobra del hechicero, pero era un suicidio, no conseguirían abrir la puerta antes de q los despedazasen los demonios. Así que se dispuso a ayudarles. Trataría de crear un muro de fuerza q los rodease y les diera algo de tiempo; el problema era q debía de calcular muy bien la distancia y el radio de acción de la concha antimagia del hechicero humano, sino el muro de fuerza se disiparía al rozar la misma.
Zentz sabedor de que se estaban quedando sin tiempo, enarboló su espadón de platino contra la puerta y ante la sorpresa de todos no paso nada salvo una gran hendidura, al momento todos se encontraban golpeando con sus armas la puerta.
Uñas y dientes arañaban la pulida superficie del muro de fuerza, mientras Taer´bac, uno de los comandantes nabasu volaba en busca de su oficial superior para informar de aquel singular hecho.
Al fin la puerta cedió un poco y el minotauro consiguió agarre suficiente para arrancar una de las hojas y tirarla tras de sí en el puente.
Habían conseguido entrar.
El hechicero los guiaba como podía. Las líneas plateadas de magia protectora discurrían por las paredes pero a veces se hacía difícil saber si iban o venían. En más de una ocasión habían tenido q desandar el camino y los ánimos estabas decayendo.
Decidieron hacer un alto, buscaron una esquina en la cripta demoníaca y se sentaron entre los cascotes de un muro derruido. Aprovecharon para comer unos frutos secos y beber de su pellejo de agua. Reinaba el silencio y todos miraban el suelo cuando se empezó a escuchar una voz...débil al principio pero clara y melodiosa...Miko la kitsune entonaba una canción, su voz era dulce y armoniosa, y aunque el tono era apagado y las palabras incomprensibles, enseguida encandiló a todo el grupo. Todos levantaron la mirada y se encontraron con otras miradas, la de sus amigos, y en silenciosa aprobación escucharon la sonata mientras su espíritu recobraba el ánimo perdido.
Tal y como empezó la canción acabó poco a poco con un susurro... consiguieron descansar poco más de dos horas y reanudaron su búsqueda.
Jessikah se encontraba varios cientos de metros por encima, en el complejo exterior que hacía de fortaleza infernal a la Legión. Estaba sentada en una extraña mesa hexagonal en una austera habitación rodeada de los más variopintos demonios. Eran los oficiales del la legión del látigo ardiente.
Como últimamente, Lithvro el demonio Vrolikai que comandaba los demonios-sombra y los nabasu, la fuerza alada, no había respondido a la llamada. El poderoso demonio era el segundo en la cadena de mando después del Bálor, y como no, se había percatado del extraño comportamiento que estaba teniendo el mismo.
Lithvro tramaba algo, Jessikah sabía de la ambición del Vrolikai, quería comandar la legión, llevaba años obedeciendo en la sombra, buscando una oportunidad...y ésta había llegado.
El problema no podía esperar más, Jessikah había ideado un plan, quizá los extraños pudieran serles de utilidad al fin y al cabo...
Angus abrió el portón que tanto esfuerzo le había costado forzar mientras el resto de sus compañeros esperaban a una distancia razonable. Riku les había guiado por el complejo hasta un largo pasillo que acababa en una gran puerta de acero de dos hojas.
El halfling fue el primero en entrar en la sala...estaba oscura y extrañamente fría, la quietud y un aire pesado reinaba en el ambiente. Se adentró poco a poco. Las pisadas del ladrón resonaban con un lejano eco, por lo que intuyó q la sala debía de ser bastante larga y muy alta.
El resto de aventureros le siguieron al poco, abrieron ambos portones con lo que la luz del pasillo baño parte de la estancia; algo más adelante en los límites de la visión, atisbaron dos estatuas de grandes proporciones, se encontraban una frente a otra y representaban a un gran demonio alado de unos 4 metros abrazando un alfanje. El titan estaba construido en un metal, brillante y pulido.
El hechicero se concentró en detectar magia y efectivamente las estatuas brillaban con algún encantamiento abjurador. No solo eso, la drow les avisó q en en la oscuridad cuatro más de estas enormes estatuas aguardaban entre las sombras formando un pasillo de seis enormes figuras enfrentadas en total.
Tomaron sus precauciones, Riku ejecutó un hechizo de vuelo y otro de invisibilidad, mientras el resto de los aventureros intentaban pasar a hurtadillas por el medio del pasillo.
Fue insuficiente. Angus movido por la codicia se había acercado a los pies de una de las estatuas, solo para cerciorarse de que el metal en el q estaban construidas no era sino Mithril...una sola estatua podía comprar un reino entero. Pero por supuesto las estatuas cobraron vida, una detrás de otra.
Eran golems de Mithril, invulnerables a la magia y casi indestructibles por las armas convencionales. Sus enormes alfanjes del mismo metal atravesaban cualquier armadura y protección. En pocos segundos los aventureros se encontraban rodeados contra una pared luchando por sus vidas. La esperanza era casi nula.
Fue entonces cuando se escuchó en la sala una sola palabra de detención. Los golems se congelaron en su postura de ataque.
Los aventureros vieron por debajo de las piernas de los autómatas como un grupo de seres se habían materializado en mitad de la sala. Eran varias súcubo, junto a una docena de babaús y kalavakus.
Una súcubo se adelantó hasta ellos para dialogar. Sus ropas y su pelo habían cambiado pero sin duda era Jesikah. Un pequeño quasit se aferraba a su hombro izquierdo.
- Os pillo en mal momento?.- dijo con una sensual sonrisa de medio lado.
Riku yacía semiincosciente en los brazos de una arrodillada Lussy. Zentx y Miko lucían largos tajos por todo su cuerpo y Toshiro se apoyaba pesadamente en su katana tratando de recobrar el resuello. El único q no aparecía era el halfling, desde el principio de la contienda se había escondido entre las sombras y allí debía de seguir.
-Aquí nos pillas, sacando brillo a tus estatuas...aunque la verdad que no es fácil- respondio Toshiro con sorna.
-Vengo a ofreceros un pacto. Tenemos un objetivo en común. No hace falta que seamos enemigos. Vosotros queréis destruir al ente que ha poseído a mi amado Yukora, y yo también. Os ofrezco protección y ayuda. El bálor duerme, y depende de mi que lo siga haciendo-.dijo cortante.
Todos prestaron atención ante las palabras de la demonio.
-Somos todo oidos- dijo Toshiro enfundando a Obishuan, miró de soslayo a sus compañeros para q lo imitaran en el gesto. El grupo bajó las armas.
-Os facilitaremos la entrada al sanctasanctórum del Balor, y una vez terminéis con lo que habéis venido a hacer, seréis libres de volver a vuestro plano-.
-Es un buen plan, pero ¿qué ganas tú con esto?.-dijo el samurai.
-No ensuciarme las manos en el conflicto.- dijo tímidamente.
Toshiro se lo pensó brevemente, y antes de que nadie pudiera cuestionar el ofrecimiento, aceptó por todos.
Jessikah hizo un gesto y los golems se retiraron a sus pedestales, mientras que sus súcubo repartía unas pociones de curación como obsequio. Con cada entrega plantaban un apasionado beso en cada uno de los aventureros, que con la sorpresa apenas se resistían a apasionado gesto.
Jessikah en persona entrego la poción a Toshiro q embobado esperó su apasionado beso que duró más de la cuenta y le dejó un labio ensangrentado.
Todos estaban en un lamentable estado así q se aprestaron a beber de los viales sanadores, ante la inminente contienda.
Lo q no sabían los aventureros es q las pociones tenían algo en particular, un componente adicional, un veneno q se activaría a las órdenes de la hechicera demonio si algo no salía a su gusto...
A su vez pidió amablemente que le devolviese sus pertenencias, su intrincada tiara protectora y su fino estoque mágico. En el intercambio de objetos, la mano de la súcubo y la del samurai se tocaron brevemente, el dedo de la demonio recorrió el dorso de la mano de Toshiro, en un gesto q no le pasó desapercibido.
Unas vez recuperados, Jessikah levitó hasta la parte más alta de la habitación y allí con un gesto de la mano deshizo la ilusión que ocultaba una gran portón en la pared. Después de desactivar varias protecciones, el portón se abrió. Una luz rojiza entró por él.
-Aquí tenéis el puente de Irid, al final encontrareis la guarida de Yukora, apresuraos y no miréis atrás, vuestras vidas dependerán de ello.- y con elegante gesto de la mano los invitó a cruzar el portón.
Cada uno subió como buenamente pudo, Riku recuperado gracias a la poción, ejecutó su habitual conjuro de vuelo mejorado, mientras Toshiro lo imitaba con una versión menor. El mudo minotauro se bebió una poción de levitación y portó en brazos a la kitsune. Mientras, Lussy salvaba con un gran salto los casi 10 metros de altura. En el último momento apareció el halfling escalando rápidamente el muro.
Un largo puente de piedra semiderruido se sostenía a gran altura en una gran caverna sobre un estrecho río de magma. El calor volvía a ser sofocante y el humo y el azufre intoxicaban el ambiente hasta hacerlo irrespirable. La oscuridad cubría totalmente lo q debería ser la bóveda, era una oscuridad impenetrable, negra y pastosa. Y parecía estar llena de miles de ojos dispuestos a saltar sobre quien le sostuviera la mirada mucho tiempo.
Los aventureros reunieron valor y se lanzaron en una carrera a través del puente, desapareciendo entre el humo. Jessikah se quedó observando la escena.
Enseguida escucharon unos agudos gritos q empezaron suavemente pero que fueron convirtiéndose en un estruendo que les encogía el alma y casi les rompía las tímpanos.
El humo se disipó y ante ellos apareció lo que debía de ser la guarida de Yukora. Una enorme estatua del bálor se erigía delante conformando un complejo, donde se veían puertas y ventanas. Debía de medir unos 70 metros de altura y cubría toda la pared de la caverna.
El puente acababa en una gran puerta de doble hoja de extraño diseño curvilíneo. Todos se agolparon frente a ella.
Los agudos gritos inundaban la caverna, se empezó a oír el batir de cientos, miles de correosas alas, mientras varias sombras pasaban constantemente por encima de ellos.
Evidentemente la extraña puerta estaba plagada de glifos y runas protectoras, por lo q el hechicero no lo pensó mucho, invocó su conjuro antimagia más poderoso, un campo antimágico estático centrado en la puerta q inutilizaría las protecciones. Era una apuesta a todo o nada. Ya que también les privaba a ellos de cualquier recurso mágico...y todos podían notar como las criaturas sombra se estaban reuniendo como un grupo de tiburones ante una presa herida...esperando ese momento en que el primer tiburón atacase para entrar todos en una vorágine sangrienta.
Jessikah seguía la escena con interés, sabía que el puente de Irid era una encrucijada entre planos, un lugar donde la barrera entre las diferentes realidades era muy débil, por ello y a modo de protección aquí habitaban los nabasu y los demonios-sombra, el brazo alado de la legión, comandados por Lithvro. Sólo esperaba que el vrolikay no estuviera presente.
Jessikah enseguida intuyó la valiente maniobra del hechicero, pero era un suicidio, no conseguirían abrir la puerta antes de q los despedazasen los demonios. Así que se dispuso a ayudarles. Trataría de crear un muro de fuerza q los rodease y les diera algo de tiempo; el problema era q debía de calcular muy bien la distancia y el radio de acción de la concha antimagia del hechicero humano, sino el muro de fuerza se disiparía al rozar la misma.
Zentz sabedor de que se estaban quedando sin tiempo, enarboló su espadón de platino contra la puerta y ante la sorpresa de todos no paso nada salvo una gran hendidura, al momento todos se encontraban golpeando con sus armas la puerta.
Uñas y dientes arañaban la pulida superficie del muro de fuerza, mientras Taer´bac, uno de los comandantes nabasu volaba en busca de su oficial superior para informar de aquel singular hecho.
Al fin la puerta cedió un poco y el minotauro consiguió agarre suficiente para arrancar una de las hojas y tirarla tras de sí en el puente.
Habían conseguido entrar.
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