sábado, 12 de enero de 2013

DE CABEZA AL ABISMO, II

Estaban frente a una gran puerta de doble hoja de casi tres metros de altura. Estaba construida en ébano y poseía dos caras demoniacas en relieve con ojos de rubí en cada parte. La puerta estaba plagada de glifos y protecciones.
Angus ni siquiera se había atrevido a tocarla, eso decía mucho de la misma.

Riku empezó a entonar la salmodia q disiparía la magia de la puerta, cuando recordó el hechizo de contingencia q había guardado la otra puerta, fue entonces cuando decidió sugerir a Toshiro que intentase usar los poderes disruptivos de obishuan en las protecciones de la puerta.

El samurai espada en mano se concentró en el brillante filo y lanzó un tajo de arriba abajo. Algunos símbolos de poder desaparecieron, incluso la cara demoniaca se partió por la mitad, no sin que de cada uno de sus ojos de rubí saliera una pequeña bola de fuego q se quedó suspendida en el aire delante de los aventureros.
Todos las miraron asombrados, ya que la mayoría sabía q se trataban de bolas de fuego de estallido retardado que doblaban en destrucción al hechizo convencional.
Toshiro actuó con rapidez y de un certero golpe destruyó una de las bolas, pero la otra estalló. El fuego los envolvió a todos pero con diferente suerte; la drow y la kitsune reaccionaron con gran rapidez y se hicieron a un lado con elegantes piruetas, resultando intactas, mientras el desdichado minotauro y el samurai ardían como una tea en la biblioteca de un tuerto. Por supuesto el hechicero, el mediano y el incosciente humano a sus pies, lucían la mejor de las esquivas, se habían apartado hacía varios minutos de la puerta.


Zentx estaba enojado, su pelaje rojizo se había convertido en chamusquina por segunda vez, así q cojió un pico q llevaba a su espalda y se abalanzo hacia la puerta. Todos quedaron perplejos ante su reacción, el portón  todavía contaba con imnumerables defensas mágicas, atacar la puerta así era un suicidio. En el último momento el bárbaro enarboló el pico no contra las puertas sino contra la misma piedra que las sostenía.

Fue con el estruendo cuando el humano q había sido rescatado despertó. Todavía desorientado se presentó como Ivellyn, un escudero aspirante a paladín de la orden de los guardianes de la dama del sol, del reino de Papunia. Estaba bastante confundido y aunque sus heridas físicas habían sido curadas por la kitsune, tenía otras q tardarían más en sanar, y no pudo decirles ni siquiera cómo había llegado allí.
Eso si se mostró muy dispuesto a blandir una brillante espada y a vestirse una impoluta armadura completa que el hechicero rebuscó en su cofre extradimensional para él.

De mientras el minotauro había excabado su propia entrada adyacente al encantado portón, iendo a dar a lo que parecía era un mausoleo.

Los techos eran bajos y en crucería abovedada, el suelo se constituía de adoquines de arenisca rojiza y las paredes parecían excabadas directamente en la roca con bastos huecos donde regularmente las antorchas humeaban más q iluminaban.
Un pequeño pasillo de entrada daba lugar a una estancia cuadrada con una salida al oeste, grandes fragmentos de lo que parecía una estatua de mármol negro cubrían el suelo alrededor de un pedestal de piedra caliza con una placa inscrita. Era lenguaje demoniaco, solo Lussy conocía vagamente el significado de las palabras, y lo tradujo como "Aundrana; sajadora incansable".
Miko recojió algunos pedazos e identificó los restos como la estatua de un demonio abismal, una marilith. Casualmente ella había destruido a dos hermanas en la guarida de Abarabone, bajo la pirámide. Y estos restos guardaban mucho parecido con una de ellas...demasiado.

Angus enseguida se percató q el pedestal guardaba algún compartimento secreto, y después de salvar más de una trampa mortal con expertos dedos, dio con un pequeño cajón donde había dos sacos de grandes gemas que discretamente escurrió en su morral.

Pasaron por diferentes habitaciones similares donde pedestales y estatuas destrozadas eran el elemento común. Desactivaron trampas y recojieron sendas recompensas. Las peanas rezaban leyendas como "Dasnara, la lamefilos" otra marilith, o "Flaurus, abregargantas", la estatua de un demonio glabrezu, ambas hechas esquirlas.
Mas adelante se encontraron en una estancia algo más grande que las anteriores con una estatua incorrupta de porte ostentoso, de un demonio alado con 6 brazos y armado con varias dagas, su leyenda decía " Lithbro, el encumbrado", ninguno sabía que tipo de demonio era.
Angus sorteó nuevamente las trampas y se hizo con un gran cajón secreto donde encontró una katana de filo azulado y níveo mango, un cetro de roble retorcido, y un anillo de cobre.
El hechicero los identificó como una espada heladora, un cetro maximizante y un anillo de resistencia al fuego. El minotauro arrancó de las manos del hechicero el anillo protector. Nadie dijo nada.

Nadie tampoco se percató de que una pequeña figura alada e invisible, observaba la escena desde la cabeza de la estatua a pocos pasos de ellos. Era un quasit, un pequeño demonio alado de nombre Frqazzikal, enviado por Jessikah para espiar a los aventureros.


El pequeño demonio se adelantó al grupo, y con un fugaz vuelo, se dirigió hacía la próxima habitación que visitarían los aventureros.
Era la habitación del Vrock , "Aragarr, el grito en el abismo" le llamaban.
Todos los oficiales de la legión del látigo ardiente se habían ganado el derecho a visitar el plano material primario en diferentes ocasiones. Cuando era así guardaban parte de su esencia y su cuerpo físico debidamente protegido en el abismo, a modo de ancla espiritual. Así si eran eliminados en ese plano, regresaban al abismo sanos y salvos, destruyendo la estatua en el proceso.
Este no era el caso de Aragarr, ahora mismo se encontraba en el plano material desempeñando un importante papel en la ciudad de Lamos.
El pequeño quasit era codicioso, y había visto como los aventureros habían saqueado impunemente todos los pedestales, así q sacó sus herramientas de ladrón y se dispuso a hacer lo propio con las pertenencias del Vrock.

Los aventureros no tardaron en llegar a dicha estancia, una estatua de un demonio con grandes alas de águila extendidas y garras de león, les daba la bienvenida, tenía un extraño foso alrededor de la peana. Lussy se asomó cauta para descubrir q unas estacas de hierro frío a unos 30 pies recibirían a cualquiera que allí tropezase.
Riku se acercó levitando y descubrío con tristeza q el pedestal había sido asaltado, y el cajón ya no contenía nada, salvo una pequeña ganzua rota. Fue en ese momento cuando percibió algo por el rabillo del ojo, un pequeño destello junto a una de las irregulares paredes, y raudo se acercó a la misma. Tanteó la pared y no encontró nada extraño. Cerró los ojos y penso que quizá la pared era una ilusión, y quizá lo fuera porque una parte de la misma se deslizó hacia dentro ante su presion, dando lugar a un estrechísimo pasillo. Las lineas de magia defensiva no cubrían esta parte, y no sabía si eso lo alegraba o lo atemorizaba.
Tras avisar al resto de sus compañeros, todos menos Angus decidieron q era el mediano el que debía investigar aquello. Y lo hizo a regañadientes. Tardó diez segundos en decir q el corto pasillo daba lugar a una pequeña habitación que hacía de cámara teleportadora. Había visto algunas en la tumba de Takarash y sabía de lo que hablaba.

Ni cortos ni perezosos decidieron aventurarse a la cámara, era una opción arriesgada, pero después de todo los mecanismos teletrasportadores se utilizaban para guardar lugares seguros, y como atajos en los complejos, y ellos necesitaban un atajo.

Lo que los aventureros no sabían era q el quasit en un descuido había hecho saltar no una sino todas las trampas que guardaban los secretos del Vrock, por suerte su inmunidad a los venenos y su innata resistencia a la magia había hecho que sobreviviera a aquello, pero había quedado muy mal herido, por lo que había usado la puerta secreta para acceder a la cámara de teleportación que le llevaría con su ama Jessikah.
El movimiento de dicha puerta era lo que había visto el hechicero con su ojo entrenado, así q sin saberlo se disponían a seguir a quien les estaba siguiendo.


Jessikah en su cama maldijo por el devenir de los acontecimientos y por la avaricia del quasit, un grupo peligroso iba a ser teleportado directamente en sus aposentos, debía de pensar rápido, gritó un par de ordenes a sus secuaces súcubo y prendió la vela de la botella de ilusiones que cambiaría el aspecto de toda la habitación...era el momento de representar una obra con inesperados figurantes.

Casí sentia tener que despedazarlos...casi.

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