miércoles, 2 de marzo de 2011

LA GUARIDA DE ABARABONE


Shadira despertó envuelta en sudor y lágrimas...su encogido corazón latía a toda velocidad...algo había pasado con Riku. Lo sabía, lo sentía dentro.
Rápidamente se incorporó en su cama, se vistió rauda con la sagrada túnica de Amaterasu y salió de la habitación.

Enseguida sus pasos levantaron el eco en una grandiosa estancia; anteriormente el edificio perteneció a Kalak el rey-hechicero, pero ahora estaba plenamente dedicada a la diosa del sol.

Sus pies la llevaron a una pequeña estancia situada detrás de la gran sala de ceremonias, descorrió una pesada cortina y la inundó el olor a rosas e incienso q era habitual en la sala.
Un pequeño altar se situaba al fondo, encima había un bajorrelieve con el símbolo solar custodiado con sendas banderolas inscritas en letras kanji.

La semielfa llegó con el aliento entrecortado, se acercó al altar y rebuscó debajo del mismo hasta sacar un pequeño cuenco de mármol blanco. Rellenó el cuenco con agua destilada de rosas y encendió unas velas. Se apresuró a entonar la plegaria q habría de conformar la imagen del hechicero en el agua, pero cesó en mitad del verso; si no recordaba mal los embajadores de Tyr habían ido a investigar a una zona q precisamente evitaba los efectos de este encantamiento, si el mismísimo Tascar Nelión con el oráculo de obsidiana no había podido escudriñar el área, ella tampoco podría.

Entonces la semielfa hizo algo q no quería hacer, agarro el medallón de platino mientras se arrodillaba y entono una oración dedicada a los muertos, concretamente a hablar con los muertos.

Con los ojos cerrados se transportó a un mundo de tinieblas y quedamente nombró al hechicero...varios globos de luz pasaron junto a ella ignorando sus palabras...deseó con todas sus fuerzas no oir su voz, no sentir su presencia...y por un momento no escuchó nada...pero al poco oyó un susurro...una tenue voz en la distancia...era él sin duda, el hechicero la contestaba desde el otro mundo. De los cerrados ojos de la sacerdotisa brotaron las lágrimas.

Las palabras llegaban lejanas e incomprensibles, apenas un susurro. Shadira no las entendía...concentró toda su voluntad y escuchó algo... " Abarabone ast kadarht"...de repente notó una impresionante presencia y la inundó una terrible sensación de dolor...la comunicación cesó repentinamente, mientras ella gritando se desplomó en la capilla.

Al tiempo la semielfa recuperó la consciencia...Riku se había comunicado con ella, lo q significaba q estaba muerto...pero la muerte no era irreversible si la fe era fuerte. Y la suya lo era.

Shadira meditó en las palabras del hechicero, ¿qué significado tendrían?...pasaron las horas y empezó a amanecer, el primer rayo del alba se coló por la ventana y entonces se le ocurrió. Las palabras del hechicero eran una clave, una contraseña de algún tipo.

Se apresuró a rellenar una vez más el cuenco de marmol para proceder con el conjuro de escudriñamiento q le permitiría ver la imagen de la persona deseada. Probó con el hechicero y nada pudo hacer, se habría equivocado?...lo intentó con Thosiro y la imagen fue estremecedora...el cadáver del samurai yacía en el suelo junto a un sarcófago , su rostro estaba ennegrecido en una mueca de sufrimiento...rápidamente pasó a buscar al enano...otra vez algo impedía su visión.
Sin darse por vencida lo intentó con la kitsune...entre las tinieblas se fue descubriendo una imagen curiosa, Miko se encontraba en una gran sala iluminada por un enorme muro de rutilantes colores, la guardabosques se afanaba en arrastrar una pesada estatua con la forma del halfling...de repente las puntiagudas orejas de la kitsune se movieron alarmadas, rápidamente corrió hasta un abertura en la pared y se agazapó allí...el iluminado muro parpadeo y desapareció...una gran garra huesuda apareció al borde de la imagen y arrastró la estatua de Angus, hasta que desapareció...
Shadira ya había visto demasiado, se encaminó de inmediato a la armería que se encontraba al otro lado del templo...de repente alguien le salió al paso, era Hachi, su mano derecha. El paladín era el líder de Los guardianes del sol, un grupo de paladines formado para ser el brazo armado de los sacerdotes de Amaterasu. Hachi supo ver la determinación en sus ojos y le preguntó q pasaba...Shadira se lo contó todo entre sollozos.
Pasaron por la armería y se equiparon con armas y armaduras, Shadira con su preciada alabarda de adamantita consagrada a su diosa y Hachi con su vieja y mellada espada larga. Después pasaron por la biblioteca donde la semielfa hizo acopio de pergaminos y rescató de su vitrina al libro sagrado de su diosa, el Kojiki.

Bien pertrechados marcharon a la habitación de la semielfa, Shadira arrinconó la cama contra la pared y empezó a escribir unos símbolos en el suelo de piedra. Acabada su tarea miró a los ojos al paladín, lo cogió de las manos y empezó la oración que los transportaría hasta donde se encontraba la Kitsune...acabó el ensalmo pero algo no funcionaba...entonces lo recordó...y susurro "Abarabone ast kadarht" y al momento sucedieron dos cosas, una es que la habitación quedó vacía, y la otra es q la sacerdotisa supo el significado de las palabras, era el lenguaje mismo del infierno, y decía "Abarabone no espera..."