lunes, 31 de mayo de 2010

EONA


viernes, 28 de mayo de 2010

GALEY

Galey es el primogénito del clan Nezumi. Lider del aparato militar, y por ende su campeón.

OGROS ONI





Los ogros oni son una raza temible. Descendiente de los ogros occidentales, poco tienen q ver con esas brutas criaturas.
En algún momento de su historia mezclaron su sangre con los oni, los demonios q habitan en el inframundo o Yomi.
Perdieron su formas rudas y ganaron en inteligencia, poder y maldad. Su sangre ardía con la magia oni, pero tb eran esclavos de ella. Se deben a los oni, y muchos los adoran como a auténticos Kami.
Extremadamente individualistas, los Ogros oni q habitan en Numai son personajes destacados con fuerza y poder sobre sus acólitos.

KENKU


Los Kenku son una raza de criaturas pequeñas con rasgos de cuervo.
Viven su vida obsesionados con el oro y el comercio, son grandes negociantes y el regateo forma parte de sus vidas.
La raza tiende a la neutralidad, siempre atendiendo a sus propios fines.
Tambien suelen ser buenos ladrones y mediocres hechiceros más interesados en las baratijas q en el poder en sí mismo.
En un sociedad como la de Numai, los kenku desempeñan el papel equilibrante de negociadores entre las distintas fuerzas, constituyendo ellos una misma fuerza basada en el oro, abasteciendo y desabastenciendo ejércitos.

NEZUMI




Los Nezumi u hombres rata, no son licántropos, forman una raza en sí misma. Habitantes de los pantanos como Takenuma, se distinguen por la fuerza de su gran número, su instinto de supervivencia, su resistencia a venenos y enfermedades y por supuesto a su astucia.
Su tendencia natural es hacia la neutralidad.
Se organizan en clanes dirigidos por una única hembra adulta q normalmente es la madre de todos los integrantes del clan. Las hembras son devoradas nada más nacer por la matrona, así como los débiles o enfermizos.
En Numai los nezumi han abrazado la disciplina marcial, convirtiéndose en una de las fuerzas más importantes de la ciudad, son sigilosos asesinos, astutos comerciantes y hábiles ladrones.

jueves, 27 de mayo de 2010

DONTHOR, GAIJIN, CABALLERO, SAMURAI



Takenuma era una región de prosperidad, bosques de bambú, eucaliptos y arrozales existían donde ahora no hay más q barro y huesos.
Dos grandes feudos convivían en esta región, GURAY al norte, y TAKENUMA al sur.
El Daimyo de Guray era un buen señor, era generoso y justo, pronto se fijo en un soldado venido de otras tierras, un hombre apuesto y arrogante, pero con un valor y un manejo de la espada q no se habían visto en estas tierras. Fue nombrado samurai e ingresó al servicio personal del viejo damiyo, siendo sus consejos casi más valoradas q su propia espada. Su nombre era Donthor.

La hija del Daimyo de Guray era Akihiko, una joven débil y enfermiza, desde niña estaba estaba prometida con el hijo del daimyo de Takenuma, su matrimonio concertado unificaría el territorio en un poderoso feudo.
Akihiko se encaprichó del apuesto caballero en cuanto lo vió, y enseguida se lo hizo saber.

Donthor tenía una amante YORUKO, la capitana de los ejércitos del Daimyo, una mujer misteriosa, tenía cientos de años pero se mantenía joven y atractiva, había servido a los daimyos de Guray dsd tiempos inmemoriables, siempre como máxima dirigente de sus tropas.

El viejo Daimyo cayó enfermo, Donthor aprobechó la debilidad del señor para pedirle la mano de su hija, ambicionaba por encima de todo el feudo y el poder q conllevaba. El viejo daimyo viendo a su hija enamorada dió el visto bueno al matrimonio.

A los pocos días de su boda recibieron la declaración de guerra del feudo de Takenuma.
Guray era débil comparada con el basto feudo sureño.
Fue entonces como Yoruko aconsejó a Lord Donthor q consiguiera un arma q desequilibrase la batalla a su favor, se trataba de la espada de OBISHUAN, salida de una de las ocho colas de OKI OROCHI, se decía q era capaz de acabar con la vida de mil hombres.
Donthor fue en busca de la espada, tardó tres lunas, pero regresó con ella a Guray; si bien la espada estaba firmemente aferrada a su vaina, y éste era incapaz de desenfundarla.

Los bastos ejércitos de Takenuma asediaban el castillo de Guray y Donthor desesperaba en su trono...entonces se le apareció la encarnación de la tormenta, el kami del viento, SUSANOWO, y le dijo q la espada sólo se desenfudaría si la blandía contra su ser más amado, ese era el precio por usar la espada.
Donthor hizo llamar a Akihiko y a Yoruko, y sin decir nada se dispuso a desenfundar la espada; frente a la hija del daimyo la vaina siguió abrazando la espada, fue delante de Yoruko cuando la espada empezó a deslizarse...el caballero samurai hundió el filo de la espada en el vientre de la capitana...ésta atónita cayó de rodillas...pero no murió, creyéndose traicionada por su amor, simplemente se volvió loca...y asumió su verdadera forma. Se transformó en un gran dragón negro, arrasando el salón del trono en el proceso, y acto seguido de un gran salto salió de la pagoda destrozando las paredes.
Todo estaba en ruinas, Akihiko había desaparecido, y Lord Donthor entre los cascotes invocó el poder de la espada...todo cambió, los vivos murieron y los muertos resucitaron pero no en la forma deseada...la maldición de muerte y la podredumbre alcanzó a los dos feudos....y eso fue ya hace más de quinientos años.

martes, 25 de mayo de 2010

USURUGAI EPILOGO III







Toshiro miraba a la kitsune atónito...tenía q hacer algo pero el miedo lo atenazaba...no era la primera vez q una compañera caía en la fortaleza de Usurugai, ni la primera vez q se enfrentaba a Lord Donthor.
Nunca se atrevió a contar como hace años, la primera vez q la matrona Nezumi lo envió por la espada, lo intentó realmente. Y no lo hizo sólo, SENSUIKO, su compañera y amante, lo acompañó en la aventura. Llegaron hasta los jardines de la fortaleza de Usurugai y allí Donthor los encontró...plantaron batalla pero era un oponente temible, con una sola palabra de su boca, la guerrera cayó muerta delante de sus ojos...Toshiro aterrado huyó del castillo y de Takenuma, con la esperanza de no volver nunca más a ese maldito paraje.
Pero eso fue entonces, ahora tenía q hacer algo, de repente recordó como había "despistado" de la mochila del enano un vial de curación encontrado por éste en el Pasillo de Hielo.
Salió reptando por el barrizal hasta la arquera, estaba inerte y el color había abandonado su característica naríz rojiza, le lebantó la nuca y vertió el contenido del vial.

Thorson recobró el conocimiento de repente, la armadura de escamas de okikage a duras penas había aguantado la b0la de fuego, las finchas estaban quemadas y el peto se había fundido con la carne del enano, el dolor era insoportable...ese mismo dolor lo llevó donde él quería llegar, a esa parte de su alma salvaje y sin control, a esa ira brutal q lo convertía en un guerrero sin alma indestructible...solo eso podía salvarlo, solo eso podría salvarlos a todos.

Riku estaba más allá del agotamiento, retrocedía mientras sus proyectiles mágicos se estrellaban contra el caballero de la muerte saltando trozos de hueso y metal, pero apenas frenando su avance hacia él...consumió su magia hasta el límite de su cuerpo y aún más, hasta q sus piernas se doblaron y cayó al suelo en cuclillas sujeto unicamente por su bastón. Lord Donthor se acercó a él como un gigante y dispuso a obishuan apuntando a su corazón, entonces un gutural grito hendió el aire y acto seguido una sombra se abalanzó contra el no muerto derribándolo y arrastrándolo hasta el puente de nuevo. Después de rodar, y aún tumbados, el enano se incorporó encima del caballero y empezó a darle cabezazos yelmo contra yelmo...uno, dos, tres...el enano embestia con una furia q no era de este mundo.

El mundo se había vuelto carmesí a su alrededor, Dhamon se lebantó sin esfuerzo, notaba como la escama de dragón se adhería dolorosamente a su pecho, enterrándose un poco más...sus ojos se volvieron rojo fuego y sus músculos se abultaron bajo el camisote q llebava debajo de la destrozada armadura. Como un autómata caminó hacía el puente arrastrando la punta de su espada... allí vió como el enano chocaba repetidamente su cabeza contra el caballero muerto, hasta q éste le puso una mano en la carne expuesta de su pierna y de repente paró. Un humo grisaceo empezó a salir de los ojos del enano y empezó a convulsionar.
Ajeno al dolor de su compañero, el paladín seguía avanzando lentamente hacia su objetivo, poco a poco elevó su espada, la espada de la tierra, y empezó a entonar la voz de mando q la convertiría en un arma de proporciones gigantescas.
Una flecha silbó en el aire, Miko apenas recuperada, se había arrastrado hasta el borde del puente y había conseguido lanzar su última flecha, ésta se clavó en la mano de Lord Donthor dando a Toshiro la oportunidad q necesitaba, esprintó por el puente hasta el enano y lo arrancó de las garras de la muerte de un empellón un segundo antes de que un tajo de toneladas de acero impactaran contra Lord Donthor.
Una inmensa nube de polvo lo ocultó todo, se oía el chapotear de las piedras cayendo al cieno. El puente había cedido creando una cuesta abajo q llevaba al centro del cenagal.
La nube se fue disipando y empezó a dibujarse la figura del paladín, y detrás la inmensa empuñadura de la espada de la tierra, el descomunal golpe había semitraspasado el puente y la punta de la titánica espada se hundía en diagonal en las orillas del rio de barro.

Riku observaba la escena desde el camino de piedra, habían vencido, nada podría sobrevivir a semejante poder...un parpadeo de ojos y fue entonces cuando los vió, cientos de guerreros samurai aparecieron detrás del puente y detrás de ellos cientos de arqueros lebantaban sus arcos con flechas en llamas...eran el ejército de Lord Donthor, sin duda venían a vengar la destrucción de su señor. Estaba demasiado agotado hasta para asustarse...lo q si q hizo fue sorprenderse cuando la enorme espada se movió, y al momento volvió a moverse, y de seguido la gigantesca espada se elevó y cayó a un lado con un pesado estruendo.
De entre los cascotes surgió la figura de Lord Donthor, su armadura estaba destrozada, su peto estaba unido con su espalda y el casco había desaparecido; al incorporarse Riku vió como su brazo y su pierna izquierdas colgaban casi inertes. Pero lo q más le sorprendió fue su rostro, era un craneo más, cuatro pelos seguían prendidos en los restos de cuero cabelludo y por lo demás no tenía quijada. Lebantó una mano en dirección a su ejército de ultratumba y los arqueros bajaron los arcos.
-nunca me enfrenté a guerreros de tal valía.-dijo el funesto caballero con su voz sepulcral.
-aún estais en las filas de los vivos, servidme en una alianza y nadie morirá éste día.- como respuesta el paladín cayo de bruces contra el suelo incosciente lebantando una polvareda.

Riku era al único al que podía dirigirse el caballero de la muerte, Toshiro mantenía una presa sobre el enano q continuaba en berserk con riesgo para su vida (y para la vida del resto), Miko estaba sentada contra el puente demasiado herida para hablar y el paladìn estaba tendido cuan largo era en el suelo frente al no muerto.
Así q el hechicero se incorporó trabajosamente apoyado en su cayado y respondió:
-Habladme de esa alianza.-

martes, 18 de mayo de 2010

USURUGAI EPILOGO II



El jinete espectral clavó su estandarte en el barro y acto seguido se adelantó hasta el extremo opuesto del puente mientras su corcel de pesadilla marcaba a fuego el suelo con sus cascos.
-que venís a buscar a este fuerte maldito?-la voz era firme y retumbó en la cabeza del grupo como el restallido de un látigo.
Se empezaron a mirar unos a los otros y de repente el paladín respondio-venimos en busca de Obishuan, la espada de Lord Donthor- el viento parecía llevarse sus palabras.
-Yo soy Lord Donthor y ésta es mi espada, Obishuan, la fuente de mi mayor desgracia-dijo desenfundando la espada larga de escueta empuñadura y poniéndola en su regazo.
-Si la quereis tendreis q venir por ella.-dijo a modo de amenaza, y espoleó suavemente a su montura hasta la mitad del puente.
Sin previo aviso el enano lanzó un grito desafiante y empezó una pesada carrera en lo que parecía q era una larga carga de guerra.
Lord Donthor descabalgo de su pesadilla de un salto, y azuzó a su montura con el plano de la espada contra el enano; cualquier otro se lo habría pensado al ver a una bestia enorme envuelta en llamas al galope contra él, pero Thorson se bajó el yelmo, agachó la cabeza, y apretó con firmeza el hacha de batalla. El choque parecía inevitable, pero en el último momento el enano saltó a un lado y apollado sobre una única rodilla lanzó un largo tajo al flanco de la criatura, una sangre viscosa siseo encima de la armadura del guerrero mientras éste rodaba por el suelo y se incorporaba en el mismo movimiento. Thorson se había quemado parte de la barba y sin duda su mirada luciría extraña sin pestañas ni cejas, pero tenía la satisfacción de ver como la bestia de media tonelada de peso rodaba entre chisporroteos por el puente empedrado.
Lo q no vió el enano fue como el caballero fantasmal se acercaba lentamente a él mientras lebantaba su mano izquierda y con un dedo lo apuntaba diciendo -muere.-
No lo vió pero lo sintión en el acto, su corazón se paró en seco mientras la sangre en sus pulmones se cristalizaba...el enano se giró a camara lenta buscando a su oponente, oía los gritos de sus compañeros en la distancia, como en un sueño... de repente topó con la cara de su enemigo frente a frente, su aliento era el aire quieto de las tumbas y su olor el de las flores dentro de los ataudes... con un pausado movimiento Donthor se separó del enano como sopesándolo, y al momento enarboló su espada contra él.
Thorson guiado sólo por la determinación de su alma y por su inquebrantable espíritu de supervivencia consiguió interponer el hacha entre ambos, el choque de armas fue atronador y dió como resultado que el enano saliera volando como una hoja en un vendaval, parando a caer al río.

El resto del grupo no había visto la escena como meros espectadores, Miko tensaba la cuerda mágica de su arco, mientras rebuscaba en su casi vacío carcaj; Dhamon sacó la figurilla de un unicornio de marfíl de uno de los saquilllos q colgaba de su cinturón, y empezó a frotarla. Riku el hechicero entonaba ensalmos cuyo objetivo era protegerse de las llamas de la pesadilla, q por otro lado empezaba a ponerse de pie y los miraba con ira en sus llameantes ojos.
Lo q nadie vió fue como Toshiro saltaba a un lado de la barandilla del puente y se parapetaba en los bajos del mismo, con las manos sobre el rostro.

La pesadilla corcobeó y se lanzó hacia el grupo dejando una estela de fuego de dos metros de altura q no se apagaba a su paso. De repente, entre la confusión, surgió una figura de brillante armadura montada sobre un imponente unicornio q cargaba hacía el oscuro corcel; el paladín había conseguido invocar a su montura.
Esta vez si hubo choque, entre la explosión de humo y ceniza se pudo ver como el cuerno del unicornio se clavaba profundamente en el pecho de la pesadilla, pero la inercia y la fuerza de la infernal criatura era mayor q la del unicornio, con lo que el paladín salió catapultado iendo a caer varios metros por delante de las monturas, su albo corcel se desvaneció en una voluta de humo, y él fue a parar a los pies del caballero de la muerte.

Donthor recibió al caballero con un golpe de espada descendete a dos manos, Dhamon rodó a un lado y se incorporó a duras penas mientras desenvaina su espada muy aturdido.

Al otro extremo del puente la pesadilla agonizaba mientras Miko le clavaba una sucesión de flechas en el lomo y el hechicero lanzaba sus azulados misile mágicos...la pesadilla nunca llegó a incorporarse y con un agudo relincho cayó al suelo. Acto seguido se desintegró en un montón de cenizas que barrió el viento.

El enano chapoteaba entre el cieno, sabía q no debía moverse, pero notaba como se hundía poco a poco, el barro estaba plagado de restos humanos, craneos y fémures asomaban en la superfie y sabe dios q aguardaría en el fondo. De repente descubrió con la vista a Toshiro escondido debajo del puente, se disponía a decirle algo pero el legamo le cubrío la boca, le miró suplicante un segundo y el barro se lo tragó.

Donthor hizo un giro completo con la espada buscando la cabeza del paladín, éste interpuso su espada y el golpe fue tremendo, casi le arrancó la espada de las manos y le dejó adormilado el brazo. Dhamon retrocedió y se dispuso a equipar el escudo q portaba en su espalda. El caballero de la muerte bajo la espada y esperó gentilmente. El paladín respiró hondo, agarró su escudo en la mano izquierda, entonó una plegaria, y su espada empezó a brillar con un resplandor radiante. Estaba preparado.

El enano se axfisiaba lentamente, la idea de morir no lo atemorizaba, había mirado a los ojos a la muerte muchas veces y ella había mirado en él, tenían una relación basada en el respeto, no en el temor. De repente una bocanada de aire entró en sus pulmones, cayó de rodillas en un duro empedrado tosiendo brutalmente...se limpió los ojos de barro y pudo ver q se encontraba de nuevo en el puente, veía por el rabillo del ojo como el hechicero había trazado un símbolo luminoso en el aire, y a la kitsune subida a la barandilla del puente mientras lanzaba una lluvia de flechas por encima de su cabeza. Se incorporó y vió al paladín cruzando el acero con el caballero de la muerte, un par de flechas estaban enterradas en el peto del funesto guerrero, si bien no hacía gesto de sentirlas.

Riku acababa de entonar la salmodia teleportadora q había sacado al enano de su tumba de limo, la magia como siempre se cobraba su precio y ahora se apoyaba cansado en el báculo. Siguió la batalla con la mirada y vió como el enano se lebantaba, se sacudia el barro y recojía su gran hacha del suelo, en ese momento se escuchó un estruendo y el paladín salió volando espectacularmente iendo a chocar con el desprevenido enano, acabando ambos por el suelo.
Riku alzó la vista y vió al caballero de la muerte en mitad del puente, varias astas de flecha asomaban por los resquicios de su armadura, mientras muchas otras le rebotaban como una lluvia de granizo en una teja; aquí y allí se le adivinaban cortes y melladuras, de las que salía un hilillo de humo negruzco. Lord Donthor parecía herido.

-hast dur balar.- entonó el caballero muerto, con la palma de la mano vuelta hacia ellos. Inmediatamente una diminuta bola de fuego surjió de ella y con un silbido salió disparada hacía el grupo.

A Miko no le quedaba más que una saeta cuando todo explotó en llamas, la suerte con las flechas había sido dispar, no era fácil acertar a un oponente cuando luchaba contra un aliado; aún y todo el dominio del arco por la kitsune era total, en sus cuentas había acertado seis veces, cuatro en el pecho, dos en el brazo de la espada y una en el yelmo, si bien la última lo unico q hacía era darle un toque cómico al caballero.
La explosión la pilló desprevenida, la magia ofensiva era desconocida para su clan, y aunq últimamente había aprendido un par de cosas, todavía era una salvaje comparada con el resto. El fuego lo inundó todo, la explosión vació de aire sus pulmones, la atrajo hacia delante y luego la despachó hacia atrás arrojándola varios metros del puente hasta caer pesadamente en el lecho del rio, mucho antes había perdido la consciencia.

Toshiro se acurrucaba debajo del puente mientras arriba se sucedían los acontecimientos; de repente hubo un resplandor seguido de una explosión. El tremendo ruido hizo q le pitaran los oidos y lo sacó de su aislamiento, miró a un lado, y mientras chorros de polvo provenientes del puente le caían encima, vió como la Kitsune transformada en una tea viviente se precipitaba contra el barro a escasos metros suyos, estaba muy malherida.

Riku conocía las palabras, la fórmula de la bola de fuego fue uno de los primeros hechizos q le enseñaron en Minamo, y eso fue lo q le salvó. Entonó rápidamente el conjuro de puerta dimensional y se teletransportó fuera del alcance de la inmensa llamarada. Cuando volvió a fijar su mirada en la batalla la escena era descorazonadora, todo el puente estaba socarrado, el paladín y el enano habían ido a parar al camino de piedra principal, parte de sus armaduras había desaparecido y la piel quemada se descolgaba como una fina tela.
Miko había desaparecido igual q la barandilla donde estaba subida antes de la explosión, eso no era buena señal.
Era el único que qdaba en pie, notó como la mirada del caballero de la muerte se clavaba en su espalda y se le erizaron los pelos de la nuca.
Pero el hechicero guardaba un as en la manga, todo el combate había reservado su conjuro más poderoso, sólo rezó para q le quedaran fuerzas para formularlo.
-Dastbaarth.-entonó, y un hormigueo le sacudió desde los dedos de los pies hasta la coronilla, un fino rayo de luz verde brotó de su dedo indice e impactó en el vientre de su oponente.
La luz verdosa se expandia por el cuerpo del caballero mientras iba desintegrando los restos de piel y carne que una vez formaron su cuerpo. El caballero incó una rodilla a tierra y se apoyó en Obishuan.
Pasaron los segundos y de repente con un grito de ultratumba Lord Donthor alzó la espada y un globo azulado surjió en torno a él envolviéndolo, la luz verdosa desapareció de sus entrañas disipada, y la sonrisa que se había dibujado en el rostro del hechicero se borró de inmediato.

lunes, 17 de mayo de 2010

USURUGAI EPILOGO I



Habían dejado atrás el bosque de las espadas donde los esqueletos a duras penas enfundados en armaduras samurai les habían presentado batalla; habían sobrevivido a los tres anillos defensivos de la colina de Usurugai, donde se habían enfrentado a un tornado de fantasmas y espectros, donde habían luchado por su vida y por su alma entre fuego y barro...

Y ahora se encontraban frente a la gran puerta de la fortaleza roja, con 15 metros de altura y rematada en bronce la puerta era en sí un monumento.
Los cinco habían empezado la aventura y los cinco habían llegado hasta allí; Riku el poderoso hechicero se apoyaba pesadamente en su bastón, mientras su mirada cansada recorría la inmensa puerta. Thorson el guerrero enano subía apretando los dientes la enfangada cuesta mientras rebuscaba en su barba buscando los trozos de hueso humano q habían ido a parar a ella en el fragor de la batalla.
Miko la kitsune de tres colas rebuscaba con la punta de su arco entre un montón de huesos y restos de armaduras q había al píe de la gran muralla, por si encontraba alguna punta de flecha alojada en alguna peto, la gracil arquera casi ni se había manchado de barro las patas, era como un espejismo de luna en un desierto de barro y sangre.
Dhamon el paladín incaba la rodilla en tierra mientras oraba a Amaterasu buscando aliento y consuelo por las cosas q en este día había hecho y había visto, su escudo estaba abollado, y su brillante armadura tenía salpicaduras de barro, pero su corazón era puro y su fé nunca se ensuciaba.
Cerraba el grupo Toshiro, a medio camino entre ladrón y hechicero, el espadachín siempre se las apañaba para q otros hicieran el trabajo sucio, su katana había dado cuenta de algún esbirro, pero su gestos denotaban q el miedo se había apoderado de él...era el único q sabía donde se estaban metiendo...

-parece q el acceso a pie esta abierto-dijo el hechicero en voz baja, si bien todos le oyeron, el silencio era curiosamente, sepulcral.
-acabemos con esto cuanto antes, hemos venido a buscar esa maldita espada y con esa maldita espada regresaremos a Numai-dijo el enano con su ronca voz mientras se adelantaba a los demás con paso firme. De una patada acabo por tirar la desbencijada puerta menor q daba acceso a la fortaleza y se introdujo en el patio. Los demás acabaron por seguirlo. Toshiro cerraba la marcha apesadumbrado.
El paisaje era desolador, un gran patio de armas se extendía ante ellos, dos grandes torretas construidas en madera aparecían y desaparecían entre la niebla, el camino de piedra principal discurria entre ellas. En varios puntos eran reconocibles grupos de cuerpos de guerreros samurai muertos aún enfundados en sus armaduras, muchos conservaban posturas de guardía e incluso algunos seguían en pie apoyados en sus alabardas como si la muerte les hubiera cojido de imprevisto.

El singular grupos siguió avanzando con el corazón encojido, la niebla se arremolinaba entre ellos pero pasaba rauda, más como una nube baja azuzada por el viento en lo alto de una montaña, q como una niebla normal, y al pasar les robava el calor de sus cuerpos...incoscientemente se fueron apretando unos contra otros.
Sus pasos llevaron a sus pies hasta los margenes de una construcción en piedra, alzaron la vista, la niebla se disipó, y les permitió ver un gran puente de piedra q cruzaba por encima de lo q en otro día fue un foso de agua, si bien ahora no era más q una sopa compuesta de legamo grisaceo y abundantes restos oseos...detrás del puente estaban los jardines señoriales, pero algo había pasao con los almendros y castaños, estaban podrídos y sus ramas colgaban hasta el suelo como manos q arañan la tierra q les da sustento, rosales y arbustos habían perdido su color y belleza para transformarse en informes masas de hojas malolientes...aquí y allí en los jardines se adivinaban los cuarteles de oficiales dispuestos al aire libre, varios muros de tela guardaban la tienda de campaña central, si bien muchas telas estaban rotas por el viento y su sonido flagelante era lo único q se oia...la gran pagoda de Usurugai estaba al fondo, era como un titán rollizo de piel roja y tejas negras, sus tres pisos centrales y el castillo superior debían medir más de ochenta metros.

Se disponían a cruzar el puento cuando el viento cambió de dirección e hizo ondear una bandera roja q había pasado desapercibida hasta entonces...la estampa era aterradora, entre humo y fuego apareció un corcel gigantesco salido del infierno, era negro como un pecado, sus crines puras llamas, y de sus olllares salían chispas incandencentes...transportaba a un jinete de apariencia aún más tenebrosa, enfundado en una socarrada armadura de campaña, jirones de carne y tendón asomaban en la mano q sujetaba las riendas y en la q portaba el estandarte.
Sus ojos eran dos llamas verdes perdidas en la profundidad de su yelmo del que colgaban los restos de una agusanada mandibula.
Otro ondeo de bandera y un centenar de soldados samurais aparecieron en la retaguardia del jinete, todos con las armas desenfundadas y en posición de ataque, los jirones de niebla corrian como serpientes entre sus filas, mientras ellos se movían como una marea de hierro, hueso y carne.